ɪᴍᴍᴜɴɪᴛʏ ᴛᴏ ᴅᴇᴀᴛʜ

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Hajime resopló. Ajustó el lente del microscopio despacio para tener una mejor vista del patógeno. Veinte puntos verdes parpadearon en la mancha roja. Aquello no era nada nuevo para él. Había estudiado junto a Mikan la desesperatitis cientos de veces antes en búsqueda de una vacuna.

Lo que en esos momentos le llamaba la atención era todo lo demás, la sangre perteneciente no a cualquier paciente sino a su amigo. Su amigo ahora enfermo de desesperatitis.

—Entonces... ¿Te suena haber visto esta enfermedad antes?— preguntó nervioso Naegi, parado a su lado.

Hinata trató de dirigirle una mirada desaprobatoria por distraerlo, sin embargo resultó poco efectivo al verse obligado a inclinar la cabeza hacia atrás para poder observarlo.

Gruñendo, alejó su vista del más bajo y se volvió hacia el microscopio. Agudizó la vista a través del lente mientras sus dedos volvían a ajustarlo.

—¿Sucede algo Hinata?

El nombrado bajo su mano y miró nuevamente al joven inmóvil.

—Falta algo.

—¿El qué?— preguntó Naegi —¿Qué es lo que falta?

Hajime volvió ha acercarse un poco más al cristal, y apoyó su mano sobre el escritorio, a un lado de la muestra de sangre que analizaba.

—Un punto verde. Un patógeno de desesperatitis.

Comenzó a contar, en silencio, para asegurarse de que su análisis no estuviera fallando por primera vez desde que lo obtuvo.

Hinata ahogó un ruido de exclamación al llegar al doce y se detuvo.

—Otro más acaba de desaparecer. Un microbio, estaba mirándolo y ya no está.

En ese momento, dos puntitos más desaparecieron como bombillas fundidas. Hinata tomó la muestra de debajo del microscopio y se dirigió a Naegi que lo miraba confundido.

—Su sistema inmunitario se ha vuelto loco. Necesito pedirle otro muestra de sangre a Mikan.

—Todavía no le habíamos dado ningún antídoto cuando tomaste esa muestra de sangre ¿Entonces cómo...?

Naegi se mordió la uña del pulgar tratando de dominar la sensación de vértigo frente a las implicacias de lo que estaba sucediendo.

—¡Iré a pedirle a Mikan la otra muestra de sangre que necesitas!— dijo entonces, retrocediendo de espaldas hacia la puerta, casi temeroso de que Hinata le dijera que estaba equivocado, aunque supiera que esto era imposible.

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Nagito se sobresaltó cuando oyó la voz de Naegi inundar la antes silenciosa habitación, pidiendo otra muestra de su sangre. Lanzó una mirada disimulada al recién llegado, haciendo caso omiso a la enfermera que preparaba una aguja nueva con la eficiencia de un definitivo.

Tragó saliva para humedecer la garganta.

—¿Cuánto falta para que Hajime me diga qué es lo que tengo?

𝕃𝕦𝕔𝕜𝕪 𝕒𝕤𝕙 𝕔𝕠𝕝𝕠𝕣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora