ᴄᴀᴘᴀᴄɪᴛʏ ᴛᴏ ʟᴏᴠᴇ

501 66 10
                                    


El suertudo se adentró furtivamente en la cálida noche, arrastrando tras de sí el rumor de sus pasos sobre las tablas de madera, como si ambas piernas fueran del mismo material de su brazo izquierdo.

La solitaria noche era un coro de sonidos apagados en su cerebro. Las voces que se reproducían en su mente ahogaban todo lo demás. Le ocurría de vez en cuando: su subconsciente se manifestaba mostrándole momentos de gran intensidad emocional y después los reproducía sin descanso.

Por lo general, conseguía detener los recuerdo antes de que lo volvieran loco, pero esa noche no le quedaban fuerzas para intentar suprimirlos.

Sus dedos aún humanos clavados en la espalda del más jóven. Naegi diminuto y tembloroso, atónito por el repentino gesto del más grande.

Se detuvo frente a su cabaña y se llevó las manos al estómago, tratando de detener las náuseas. Hajime se paró unos pasos detrás.

-¿Te encuentras bien?

Los ojos heterocromáticos barrieron su cuerpo de arriba abajo. Nagito estaba seguro de que buscaba cualquier gesto que pudiera revelar sus pensamientos.

En vez de contestar, apoyó un hombro contra el marco de la puerta e inspiró con fuerza el aire húmedo.
Hinata no era una persona nocturna, pero tal vez había sucedido algo para tenerlo despierto, quizá había estado trabajando en la laptop de Naegi.

Tal vez fuera mejor así.

-¿Qué voy a decirle?- los ojos de Hajime se detuvieron en los suyos. Aunque no había estado presente minutos atrás, Nagito sospechaba que ya había deducido suficiente para entender su pregunta -Por mucho que lo intento, no se me ocurren las palabras adecuadas, explicaciones o excusas ¿Cómo responderé cuando Naegi inevitablemente me pregunte por lo sucedido esta noche?

No conseguía recordar en qué momento las voces habían dejado de susurrar dentro de su cabeza, eclipsadas por sus nervios a flor de piel.

Nagito se mordió el labio ante la ausencia de una respuesta y levantó la mano en despedida.

──────────────────

Naegi todavía llevaba la camiseta blanca que Fuyuhiko le había prestado y esta vez  estaba sentado en el sofá. A Nagito se le formó un nudo en el estómago tan solo al verlo esa mañana.

Retrocedió medio paso hacia la puerta de entrada del lobby, preguntándose si era culpable de la expresión abatida que lucía la Esperanza Definitiva, aunque enseguida comprendió que se trataba de los dos parados frente a Makoto.

Kazuichi se aclaró la garganta. Bajo sus ojos inyectados en sangre se habían formado unas ojeras. Parece que el tampoco había dormido mucho.

-Hace unas horas hemos conseguido con Hajime encender la laptop, pero aún estamos trabajando para recuperar el software dañado.

Un silencio incómodo se impuso en la habitación, hasta que Hajime alentó con un susurro al mecánico para seguir la explicación.

-Hemos descubierto que el hardware nunca estuvo dañado, tampoco apagado. Permanecío en un estado de suspensión forzoso provocado como respuesta contra un intento de hackeo externo. El software fue parcialmente "eliminado" para que sujetos ajenos no se pudieran hacer con la información que resguardaba.

-Pero claro, todo eso tú ya lo sabes ¿Verdad?- Naegi se removio incómodo bajo la mirada analítica de Hinata -Existe un dato que aún desconoces. La laptop continuaba recibiendo información, pero era incapaz de transformar el código binario en imágenes o palabras. Pero gracias a nuestro trabajo ese problema no existe ahora-

𝕃𝕦𝕔𝕜𝕪 𝕒𝕤𝕙 𝕔𝕠𝕝𝕠𝕣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora