Bratvá On Ice - [El secuestro de Yuri Plisetsky]

Epilogo parte 1

"Entonces... ¿Eso quiere decir que estuve toda la maldita noche en un callejón mientras todos creían que estaba con Víctor?"

"No todos" Otabek cerró la puerta del cuarto de Yuri.

"G-Gracias por eso." Otabek le había salvado la vida, no era tonto y lo sabía a la perfección.

Apenas pudo llegar un par de metro más adelante del callejón antes de perder la conciencia, fue una cuestión de suerte o simplemente un milagro que no hubiera muerto de hipotermia.

"Sé que tú lo harías por mi" Lentamente se dirigió a las cortinas de la habitación y las abrió. Yuri tuvo que cubrirse el rostro por la cantidad de luz que inundó la habitación.

"Beka... Yo lo haría... ¡Yo te buscaría hasta debajo de las piedras!"

"Yura, es solo una forma de decir que me importas..." soltó una ligera sonrisa al final de la oración, Yuri había saltado cuando lo escuchó.

"Beka... " Se quedó en silencio mirando como ajustaba las persianas para reducir la luz.

Una canasta de frutas reposaba en una pequeña mesita junto a la cama de Yuri. Otabek se sentó frente a esta mesa y empezó a cortar una manzana en tajadas. Yuri por su parte se recostó en su cama, con un brazo detrás de su cabeza se optó por mirar el techo... recordando por primera vez lo que soñó.

"Tuve un sueño muy extraño... "

"¿Fue como el que Víctor era tu asistente o en el que eras el juez y expulsabas a Jean del patinaje?"

No puso evitar reírse por lo que dijo el moreno.

"No, era uno nuevo... " Cerró los ojos recordando los detalles.

"Creo que la bratvá me había secuestrado por encargo de un mafioso que te había comprado como patinador... Tu padre era el presidente de Kazajistan o algo así... Luego el anciano tenía como padre al mafioso más importante de Rusia, también tenía una hermana muy parecida a Mila y... Y ella era una mujer loca. Creo que el cerdo estaba en Japón tratando de buscarme o algo así. Y también algo de un piano, creo que estaba tocando el piano"

"¿Sabes tocar el piano?" eso hizo que dejara de cortar las frutas.

"Si, mi madre me enseñó cuando era pequeño" Yuri noto el cambio en el rostro de Otabek "Soy muy bueno, a decir verdad, es otro de mis muchos talentos..." se revolvió el cabello de manera orgullosa. "Si quieres puede enseñarte una canción que compuse"

"No quisiera obligarte..." Yuri se río ante esto. "No es molestia, serás la primera persona en escuchar ¡La sinfonía de la guerra del hielo!"

Otabek no pudo evitar estallar en una carcajada por el nombre de la canción. "L-Lo siento... fue muy divertido."

Yuri no pudo evitar estar rojo de vergüenza, pero decidió ignorar esto último.

"Trae una silla de ruedas, creo que hay un piano en la sala de rehabilitación" Beka evaluó a Yuri, parecía más saludable y eso fue suficiente para ambos.

Fue robado de su habitación y llevado a la sala que por fortuna estaba vacía.

Mientras cada nota salía del piano, el ruso se sentía mucho mejor y se perdía en sus pensamientos.

"¿Volveré a casa en tres meses?"

"¿Tres meses?" Yuri dejó de tocar.

Se suponía que su amigo debía regresar a su país para continuar practicando para la siguiente competencia.

"Pero Beka, tú debes de..."

"Hable con mi gente y me dejaran practicar este trimestre con Yakov. Dijeron que sería muy productivo"

Yuri estaba tremendamente feliz. Podría tener a Otabek tres meses seguidos. ¡Tres malditos meses!"

Yuri de la emoción se levantó de la silla de ruedas y se descompensa al instante. Otabek que estaba atento lo atajó y acomodó en la silla.

"Creo que aún es muy pronto para que te pares." Cansado y de acuerdo con el moreno, Yuri aceptó regresar a su habitación.

Otabek lo recostó en la cama. Yuri debía dormir más, regresaría mañana y traería algo en lo que Yura matara el tiempo. En silencio cerró las persianas y caminó a la puerta. Con una mano en la perilla.

"Descansa Yura"

No pudo abrir la puerta porque...

"¡YURIO!"

"¿¡Por qué gritas, maldito anciano!?"

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