Bratvá On Ice - [El secuestro de Yuri Plisetsky]

Catálogo de la policía estatal Rusa

Como cada mañana el capitán Grisha Petrov tomaba una taza de café negro muy cargado. Todos en la comisaría le saludaban con respeto, un día común y corriente. Supervisó a todos por unos segundos antes de ir a su oficina. Tomó su periódico y empezó a leerlo como cada mañana.

"Así que Cherny Lev no piensa quedarse dormido esta vez... "suspiró algo frustrado "Ay papá ¿Cuántas horas extras me harás trabajar esta vez?"

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Grisha Petrov, capitán de la policía estatal rusa. El mejor de su generación con solo veintinueve años ya es capitán, un gran puesto, tomando en cuenta su edad.

Su historial es confidencial, ni siquiera sus jefes saben de ello, pero el pasado sobra cuando se está en el frente enfrentándose a los criminales... un buen lema suyo.

En una ocasión un fiscal termino armando un escándalo al señalar que había visto a Grisha junto a unos sospechosos de pertenecer a la brátva. Luego al día siguiente encerraron a los sospechosos por una denuncia de robo y murieron en prisión un día más tarde. Y claro por supuesto que el fiscal renunció y se mudó de Rusia sin decir nada a nadie.

Y desde entonces Grisha Petrov se volvió el mejor jefe, con el que puedes hablar del clima, al que recibes gustoso sus saludos y al que nunca preguntarías de algo turbio si estaba relacionado con su persona. No olvidar que si él mandaba a no investigar algo, así se hacía y listo.

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Sasha finalmente había decidido limpiar la habitación de su hijo. Ordenar algunos papeles revueltos sobre su escritorio, unas cajas bajo su cama, cartas en su armario y fotos familiares.

Con tres cajas y una bolsa de basura empezó a empacar todo. En primer lugar, documentos importantes como un acta de nacimiento, su copia de seguro social, la copia del testamento de su madre, cartas de Víctor, cartas de su madre y sus propias cartas.

La segunda caja llevaría los logros de su hijo en vida. Sus trofeos en concursos de periodismo, su diploma de la escuela, su certificado de la escuela de telecomunicaciones en Alemania y sus viejos trofeos de fútbol.

La última caja llevaría los zapatos de su hijo, este mantenía una afición por tener los mejores zapatos de varias marcas, colores y modelos... Maravillas a decir verdad, Sasha le encantaba recibir esos regalos de su hijo. Precisamente en ese momento llevaba puestos el último par que recibió por navidad.

Y en la bolsa de basura todas las fotos que Kolya tomó a la mafia Rusa... Una investigación de varios años, una minuciosa exploración de la mafia, una que Sasha la conocía al derecho y al revés. Fue cruel no ayudar a su hijo en su investigación, pero simplemente no quiso hacerlo... una venganza personal no debía contener a su hijo... ¡Graso error!

Condenado cada noche desde su muerte, Sasha empezaba a conocer a sus demonios mejor escondidos, uno de ellos lo orillaba a la desesperación y lo ahogaba en la culpa. Las pesadillas cobraban vida a cada minuto, pero alimentaba su odio ya presenté, la bestia llamada venganza ya no era un cachorro inofensivo... ahora era un monstruoso espécimen. Listo para atacar y desollar.

Pero la semilla iba antes que nada. Y la carta negra entre sus dedos era la más especial de todas. Con ese trozo de papel envenenaría el alma de su sobrino.

Finalmente se abrirían las puertas de la desgracia.

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