Capítulo 3: Peleas familiares

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Día siguiente.

Martes.

Segundo día de esta puta escuela. Me levanté con los mejores ánimos luego de haber tenido tan hermoso sueño de siempre.

Por favor, noten el sarcasmo.

A pesar que sé que vi en realidad al águila, volví a verle en el mismo sueño de siempre. Aunque esta vez el sueño fue distinto. Del águila se desprendía una luz anaranjada que parecía una pluma en llamas y entraba en mi cuerpo. Quemaba pero me daba paz. Una paz única, que nunca había sentido.

Me levanté de la cama y me bañé. La misma rutina de todos los días. Bajé a desayunar pero ninguno de mis hermanos estaba en la mesa.

Imaginaba que tendrían resaca.

Subí al cuarto de Tomás y estaba durmiendo como un bebé.

Pase al cuarto de Daniel y lo mismo, durmiendo con las sabanas que le cubrían todo.

Hoy era un maravilloso día para ir a la escuela en mi motora Harley Davidson, la que nunca me dejan usar porque siempre me llevan en su carro.

Pero hoy, ellos están con su resaca y es mejor irme a la escuela porque sino saco malas calificaciones. No es como si me importaran mucho pero debo mantener la imágen de la niña buena. La angelita que no rompe ni un plato pero destruye la ciudad si la dejan.

Sonriedo emocionada, saqué a mi preciada Jade del garage. Siempre que la uso, debo llevar mi chaqueta de cuero que me da ese toque más rebelde. Me puse el casco con forma de carabela y me fui a la escuela.

Cuando llevo a Jade a pasear todos le parecen temerle pero no se porque razón.

¿O es por mí o es porque tiene pegatinas con diseños de llamas y carabelas? ¿Ambas?

No lo se, pero siempre se me quedan mirando. ¿O es que acaso nunca habían visto a una chica en moto? Tal vez eso sea.

Dejé a Jade en el lugar designado para motoras y bicicletas. Le puse el candado para que no me la robaran, siempre hay alguno que otro atrevido, nunca se sabe. Entré a la escuela en busca de mi casillero. Guardé mi casco y saque mis libros para la clase que me toca: Química. Una de las tantas que odio.

Faltaban más de media hora para que tocara el timbre, así que decidí salir un rato al patio trasero. Todo estaba desolado. Por las mañanas es lo mismo. Siempre soledad en esta área, mi mejor compañía. Me quedé mirando el paisaje tan natural que había a mi alrededor. Detrás del parque de Football Americano podías observar un bosque. No dejaban a nadie ir a esa área. Decían que era muy peligroso ya que hace mas de 30 años, un alumno de esta escuela se perdió allí cuando lo retaron a entrar al bosque y según dicen, nunca encontraron su cuerpo. Hay mucha gente que dice que si encontraron el cuerpo pero que tenía marcas como si un animal salvaje lo hubiese atacado. Todo el lugar es demasiado misterioso pero me gusta observarlo. Sentí unas pisadas detrás de mí pero ni siquiera me digné en mirar.

- Vaya, vaya. Mira quién esta aquí tan sola. ¿Quieres compañía?-

-Prefiero morirme antes que tener tu compañía-

Sabía quien era por su voz, el imbécil. Lo que no sé es porque me persigue ahora todo el tiempo.

- No seas tan arisca. Mejor vamos a terminar el trabajo. O mejor dicho, a comenzarlo-

- Ya te dije que no haré ningún trabajo contigo así que puedes irte por donde viniste-

- No me trates así. Solo intento ser amable contigo. Veo que siempre andas sola sin compañía y quisiera ser tu primer amigo-

FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora