Capítulo 5: Ahora soy la nueva fénix

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Después de ir al cementerio y después del drama de mis hermanos llorando y pidiéndoles perdón a nuestros padres, volvimos a casa. Yo estaba muy cansada. Me cambié de ropa y me puse mi pijama. Bajé a la sala. Mis hermanos habían decidido salir y yo quería ver películas de terror. Busqué en la estantería de películas y encontré la perfecta. Insidious. A mí no me dan miedo las películas de terror. Al contrario, si las veo con alguien, soy la mejor haciendo que se asusten y yo me muera de la pavera al ver sus caras llenas de terror. Cuando las veo sola, lo único que hago es reírme. ¿Porque habría de asustarme con una estúpida película de ficción? La vida real asusta más que las películas.

Cuando la película iba por la mitad, tocaron a la puerta. ¿Quién coño sería a estas horas de la tarde? ¿Qué no ven que estoy viendo películas?

Me quedé sentada en el sillón esperando que sea quien fuere, se largara pensando que no había nadie. Sin embargo, volvieron a insistir. Rodé los ojos.

-¡Ya voy!- grité perezosamente levantándome del sofá con mi santa paciencia- ¿Quién es?-

No hubo respuestas. Abrí la puerta y encontré un sobre de manila amarillo con mi nombre escrito en letras grandes. Lo tomé y revisé por ambos lados. No había nada que me demostrara que fuera una carta bomba así que lo abrí. Habían unas fotos de una casa incendiándose. Era mi casa, bueno, la casa de mis padres, en donde pase mis primeros dos años de vida antes de ser destrozada por el incendio.

¿Quién tuvo acceso a estas fotos? ¿Quién las envió? Sentí que me picaban los ojos. Las lágrimas querían amenazar por salir, pero no. No las dejaré. Iba a botar el sobre cuando descubrí una nota que leía así:

¿Te creíste muy malota al golpear a aquella chica por hablar de tu familia? ¿Ahora quién hablará de quién? No te sorprendas al ver lo que te espera mañana en la escuela, princesa de fuego.

Atentamente,
Anónimo.

P.D.: Cuida a tus hermanitos. No vaya a ser que resulten heridos.

Mi corazón latió con violencia. Quien sea que se esté haciendo el gracioso con esto me las va a pagar. Nadie se mete con Liza sin salir lastimado. Estoy que hiervo de la rabia.

Literalmente.

No sé como rayos, la nota que tenía en mis manos comenzó a quemarse. Traté de apagarla para enseñarselas a mis hermanos cuando volvieran pero fue inútil. Ya estaba hecha cenizas. Lo único que se salvaron fueron las fotos. Volvieron a tocar la puerta. Esta vez abrí lo mas rápido que pude. No me esperaba a encontrarme con un William que parecía asustado al verme. Debo estar que saco humo por las orejar.

-¿Qué haces aquí, Rhidoemich?-

- Me dijeron que ibas a ser mi tutora y quería que me explicaras sobre un tema que no entiendo. ¿Qué te pasa?¿Estás bien?-

- No lo estoy. Ahora largo de aquí. No quiero ver a nadie- cerré la puerta en su cara-

Volvió a tocar. Suspire profundo. Abrí la puerta y me quedé mirándolo mal.

-¿Qué. Demonios. Quieres?-

- Ya te dije. Necesito que me expliques algo de Geometría-

- Bien. Espero que entiendas rápido y luego te vayas. No es el mejor momento- me corrí a un lado para dejarlo pasar-

- Nunca pareces tener un buen momento. Por cierto, ¿dónde están tus hermanos?- preguntó-

- Salieron. Haremos esto en la sala- Will levantó una ceja- No estoy para esas cosas, ¿entendido?-

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