Capítulo 27

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Allison

—¿Estás bien?— Susurré, ocupando en el asiento del acompañante, meintras Jayson continuaba con los brazos cruzados sobre el volante y la mirada fija en el frente.

—Te tardaste en salir.— Comentó, encendiendo el motor.

—Leí el contrato... y el testamento.— Solté, esperando una reacción, pero el simplemente asintió, sorpresivamente tranquilo.

—Ya veo.

Un silencio inundó el vehículo aparcado a metros de la entrada. Y mientras se colocaba el cinturón le miré, esperando que dije algo; finalmente, sintiendo mi mirada sobre él soltó un suspiro resignado.

—No quiero la mitad de la empresa.— Soltó.

—Lo sé.— respondí sinceramente. —Pero Connor estaba dándote todo ¿por qué?

—No lo sé. No entiendo al tipo, nunca voy a hacerlo, pero si tiene algún problema legal y quiere meterme en el medio para solucionarlo puede ir cambiando de idea.— Se apresuró a decir mientras conducía en dirección a la salida y después dio un golpe sobre el cuero del volante. —Demonios, detesto a Connor.

—Lo sé.— Volví a decir, viendo como todo su cuerpo estaba tenso y sus dedos tamborileaban, ansiosos, dejando el claro que todavía estaba perturbado por lo ocurrido.

Incluso yo seguía completamente pasmada por como todo había resultado, y todavía más al descubrir que las intenciones del Miller mayor era... ¿regalar la empresa? No entendía del todo de que iba eso, pero el hecho que un director ejecutivo planease renunciar a todo lo que tenía no podía ser buena señal, y entendía porque Jayson sospechaba de eso, pero no era capaz de comprender por qué se negaba a aceptar la herencia que le correspondía.

—Tú le agradas... no lo culpo.— Continuó, hablando como si no pudiese estar callado mucho tiempo. —¿A dónde quieres ir?

—Será mejor que vuelva a casa, y tu deberías intentar solucionar algunos asuntos con tu hermano.— Sugerí y ladeó la cabeza.

—A tu casa entonces.— Se limitó a responder, pisando el acelerador, acercándose a la salida del barrio privado, e instantáneamente pareció que el ambiente se aligeraba mientras la mansión se perdía de vista.

Antes de dar la vuelta en la esquina, en medio de la calle de salida, un grupo de vehículos blancos estacionados llamaron nuestra atención, mientras se apiñaban evitando el paso, rodeados por una pequeña multitud que se movía al rededor.

—¿Qué ocurre?— Pregunté, mientras inevitablemente detenía el vehículo.

—No lo sé.— Masculló, bajó la negra ventana para poder ver mejor, pero en el momento que su rostro se expuso al exterior miles de flashes comenzaron a dispararse ante nuestros ojos.

—¡Es Jayson Miller!— Se oyó el grito de na mujer, al tiempo que los cuerpos se apiñaban sobre la ventanilla. —¡Jay, mira hacia aquí!

Los gritos se acompañaban de las luces de las cámaras que disparaban en todas las direcciones, mientras Jayson se apresuraba a subir las ventanas y echar seguro a las puertas al mismo tiempo, y me miró con ojos desorbitados.

—¡¿Quién es ella?!— Se escuchó, mientras una mano golpeaba el vidrio junto a mi rostro y me alejé de la puerta.

—¡¿Dónde esta tu hermano?!

—¡Danos una entrevista!

Voces de todo tipo se mezclaban en la calle a mitad de la noche, el auto estaba rodeado y pareció que no podríamos movernos sin aplastar a alguien, pero aparentemente eso no le importó a Jayson ya que al oír las voces que hablaban sobre rumores de amoríos y demás disparates pisó el acelerador y retrocedió a toda velocidad sobre el camino, mientras observábamos a la multitud movilizarse en sus vehículos de forma descoordinada, soltando quejidos.

Odio no poder odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora