Capítulo 25

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Jayson

Pensar en que Connor y yo estábamos en el mismo hemisferio, pero aún, en el mismo estado, era un idea demasiado extraña de procesar. No podía recordar la última vez que habíamos estado en la misma habitación juntos y ciertamente no me inspiraba ni la más mínima confianza.

Me duché lo más lento posible, con la intención de posponer el encuentro en el desayuno lo máximo posible.

Conocía a Connor demasiado bien como para saber que nunca hacía algo sin intenciones ocultas o para obtener algo que le beneficiara, por eso lo último que necesitaba era que despertara un interés en Allison, y presentía que ya era tarde para eso.

Recostado sobre la pared de baño dejé que el agua se escurriera, mientras trataba de poner en orden mí cabeza, pero desde la noche anterior me resultaba imposible pensar con claridad. No podía sacarme a la chica de la mente, y estaba comenzando a sentir que iba a enloquecer.

Estaba caliente, no había tenido un polvo en meses, pero estaba tan frustrado que ni siquiera estaba de ánimos para complacerme a mí mismo, así que simplemente cerré el grifo y me envolví en la toalla, regresando a la habitación.

Mirando el teléfono estuve tentado a escribirle a Faroles, pero no lo hice, simplemente me metí en la ropa de entrecasa y bajé las escaleras, oyendo una carcajada de Helen a mitad de camino.

—¿Una conferencia con el presidente ejecutivo de HatCorp? Esa es...

—Eleonore.— La voz de Connor se oyó inmediatamente mientras Helen volvía a reír.

—Sí, no puedo imaginar como saldría eso.

—Mal, probablemente.— Respondió, y el sonido de horno hizo eco mientras me acercaba, observando a Thompson de pie en la entrada de la cocina, observando como ella tomaba una bandeja y dejaba una serie de panques al rededor de la mesa ya llena de comida.

—¿Has tomado tus vitaminas?— Le preguntó, acomodándole el cabello como si tuviese tres años y mi hermano asintió, bebiéndose el café.

—¿A ti esto te parece normal?— Mascullé, en el oído de Thompson y soltó un resoplido.

—No, ella los consciente demasiado.

—No estoy hablándote de Helen.— Puse los ojos en blanco, cruzándome de brazos y deteniéndome junto a él, mientras observaba como ella se sentaba junto a él para continuar parloteando como si tuviese en frente al presidente de los Estados Unidos.

—No me informó que vendría.— Thompson espetó de repente, arqueando ligeramente su ceja canosa y fruncí el ceño. —Ni que es lo que viene a hacer.

Sabía que Thompson era los ojos y oídos de los Miller en cualquier lugar y el hecho que se encontrara en una posición tan ignorante como la mía no me brindaba ni la más mínima calma.

—Bienvenido al club.— Solté. —¿Qué es lo que piensas de esto? Y no me mientas.

—No lo sé. Tu hermano es bastante impredecible, aparentemente es de familia.— Soltó, y articulé una falsa risa mientras se oía un carraspeo desde la mesa.

Tenía que ser algo relacionado con la empresa, no había otra opción. Dudaba que Connor se hubiese tomado un descanso para asistir a mí graduación. La idea sonaba más ridícula que cualquier cosa, pero traté de imaginar que podría ocurrir en el mundo de empresas y conspiraciones del que yo no sabía nada.

—Buenos días, Jayson.— Comentó, llevándose un trozo de huevo a la boca y Helen se puso de pie de inmediato.

—¡Jay! Te prepararé el desayuno para que ustedes dos puedan pasar un tiempo juntos y...

Odio no poder odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora