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Nadie le habló nunca de los cambios que el alfa atraviesa durante el embarazo de su omega. Liam no estaba preparado para volverse un alfa agresivo o sumamente protector.

Esa necesidad primitiva de envolver a Zayn en una burbuja, era tan salvaje que no se reconocía. La redención le había caído en muy mal momento.

Ahora que volvía a ser centinela, pasaba mucho tiempo lejos.

Odiaba no cuidarlo como deseaba o acudir a su lado cuando quería sentir su aroma.

Así como su omega estaba reducido a sus instintos, también lo estaba Liam. En el poco tiempo que pasaban juntos, le costaba mucho trabajo controlarse y no ponerle las manos encima. Zayn desprendía feromonas que eran peores a las del celo. El olor dulce de su omega, almizclado con el del embarazo, le gritaban que era suyo para reclamar. No pasaba ni minuto en el que no sintiera sus colmillos crecer, ante la terrible necesidad de marcarlo. Incluso mientras vigilaba desde su puesto en los muros de la aldea, se encontraba soñando despierto con hundirse en la calidez de Zayn, mientras éste le recibía con las mejillas sonrojadas y la frente perlada de sudor. Sus aromas mezclándose, volviéndose uno solo...

Pero era demasiado riesgoso para el cachorro. A pesar de que se lo había prometido, no podía hacerlo. Su mente estaría dominada por completo con la necesidad de marcar y reclamar.

Además las palabras de la curandera resonaban en sus oídos. No dañaría a su cachorro.

No lo perderían por su culpa.

Ver a Zayn tan alterado le partió el alma. Liam haría lo que fuera por complacerlo. Pero pedía demasiado. Estaba tan asustado de herirlo que tuvo que usar su voz de mando. Cosa que le horrorizó. Jamás quiso someter a Zayn de aquella forma.

-¡Por favor...-Chilló Zayn, presa de la desesperación.-Lo voy a perder... él se irá, Liam... por favor...!

Las pequeñas manitas de su omega de aferraron a su camisa en una súplica agonizante. Su siempre orgulloso y travieso omega estaba reducido al pánico.

A pesar de los cuidados y el reposo constante, Zayn no estaba mejorando. El lobo de Liam sabía que marcarlo ayudaría a su cachorro. Era supervivencia básica. Pero la parte racional de si mismo, tenía miedo de cometer un error. El bienestar de su cachorro no era un juego.

-Sangré otra vez...-El llanto de Zayn era desgarrador. -Esta mañana volví a sangrar... Igual que hace dos días... lavé la sangre para que no sintieras... lo siento, Liam... Ya no puedo... si sigo así... lo voy a perder...

Saber eso le partió el alma.

¿Serian ciertas las palabras de la curandera? Sin importar lo que hicieran, de todas formas... ¿Su cachorro no lo lograría?

El instinto le ganó a la razón.

Liam limpió las lágrimas de Zayn con besos. Sentía el pequeño cuerpo del omega temblando.

-Yo los voy a proteger, no dejaré que nada les pase.

-Si me marcas ayudará... Lo sé...-Zayn volvió a su ataque despiadado con besos de necesidad, a los que ya no fue capaz de resistirse.

Pero no estaba de acuerdo en marcarlo en aquellas condiciones.

-Deja de llorar, Zaynie.-A pesar de tener la cara hinchada y enrojecida por el llanto, Zayn era la cosa más hermosa que sus ojos habían visto nunca.-Mi pequeño omega es fuerte y decidido, no hay nada que lo amedrente. ¿Puedes traerlo de vuelta?

Se aseguró de recorrer su cuerpo con delicadeza y de envolverlo con su aroma. Liam era un alfa paciente y sabía que la mejor manera de calmar los miedos de Zayn era con caricias lentas. Para el momento en que le quitó la bata y besó su piel expuesta, el omega había dejado de llorar.

Un Alfa Para Mis Días De Celo (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora