PRINCIPIO BÁSICO PARA MANDARLO TODO A LA MIERDA 11:
Tomar cualquier oportunidad. Atenerse a las consecuencias luego.
Sé que no es correcto que lo diga en estos momentos, pero Felix se ve tierno mientras duerme. Sus pestañas delinean la curva de sus ojos; sus los labios entreabiertos dejan ver sus incisivos; la quijada tensa está relajada; el cabello en su frente tienta mis ganas de acariciarla.
Si tan solo pudiera tocar su frente...
Miro hacia atrás, por encima de mi cómodo banquillo. Los únicos que están en la enfermería somos Felix y yo. Katrina y Amir se tuvieron que marchar corriendo a sus casas por un problema y, al parecer, la enfermera salió a cuidar a algunos niños de hogar.
Cuando la luz regresó, los gritos de los niños se escucharon hasta el baño del tercer piso, sitio donde mi trasero reposaba sobre el frío piso. En mi regazo, Felix inconsciente. Amir, el Padre Lucas y unos cuántos hombres más lo llevaron hacia la enfermería en una camilla. Free estaba entre ellos y amablemente me buscó un frazada para ponerme sobre los hombros. Recién entonces pude darme cuenta de que temblaba.
—Tranquila —me dijo mientras buscaba algo en el botiquín a escondidas de la enfermera, quien revisaba a Felix—. Se pondrá bien.
—¿Qué le pasó en la frente y nariz? —preguntó Amir a mi lado. Todavía él y Katrina no se marchaban.
—Lo golpeé con una puerta. —Algunos me miraron enjuiciando mi acto—. Fue casualidad. La puerta de mi baño se atoró y de una patada la abrí, Felix estaba del otro lado.
Amir fue el único que se echó a reír.
—Ya veo... Ahora entiendo porqué tiene un moretón tan extraño —comentó Katrina, dubitativa—. Supongo que te quedaste encerrada en el mismo baño que yo.
Era la más probable.
—Oiga, Padre, ¿cuándo piensa arreglar esa jodida puerta? —Avancé hacia la cama, donde el Padre Lucas examinaba a Felix y rezaba por él—. Menos mal que fui yo la que quedó atrapada ahí y no un niño.
—Pronto —dijo—. Free, ¿puedes encargarte esta vez de ella? —Nos volvimos hacia el recién nombrado buscando una respuesta. Free se dio media vuelta ocultando algo en su espalda—. ¿Qué tienes ahí?
La enfermera se dio cuenta de la pregunta y dejó a un lado a Felix para encargarse de Free.
—Nada —respondió él, nervioso.
—Free...
—Es algo para la señorita —respondió señalándome.
Free fue el único que se percató de la herida en mi pierna. No sé como me la había hecho, pero supuse que fue una de las consecuencias de la caída de Felix.
Le agradecí a Free su preocupación; me buscó algo para cubrirme y algo para sanarme, esas cosas no las podré olvidar jamás. Bueno, la memoria es frágil y lo más probable es que la semana siguiente no recordaré ni lo que ocurrió hoy.
Después de un rato, todos se marcharon. Le dije a la enfermera que me quedaría a cuidar a Felix.
Cabe decir que «cuidarlo» en mi vocabulario incluye la definición: mirarlo de manera lasciva, despertando sensaciones internas provocativas mientras él duerme.
Me lo debe porque el momento de desmayarse hice todo lo posible para que no se golpeara la cabeza. Y estando en el piso me preocupé de que su linda cabecita estuviera cómoda en mi regazo. Y porque que te caiga alguien encima no es nada lindo.
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Felix
Teen FictionLa vida tiende a tratarte mal, pero el ser humano y todas esas malditas novelas optimistas te quieren convencer de que las cosas malas son para enseñarte algo: ser una persona feliz. Pero ¿qué cosa buena puedes sacar de una muerte? Nada más que desa...