No puedo cruzarme de brazos - Parte 1

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PRINCIPIO BÁSICO PARA MANDARLO TODO A LA MIERDA 3:
lo más importante es seguir tus propósitos.


Los golpes en la pared mezclados con los gritos son mi despertador desde que llegué a aquí. Mi querida compañera de piso está viviendo en una tormentosa relación con algún idiota de la ciudad, quien cree que por ayudarla monetariamente ella debe hacer lo que a él se le plazca. A veces las discusiones llegan a tal extremo que él termina golpeándola y yo debo intervenir, pero cuando no me encuentro en casa, es Irma la que debe sobrevivir al propio infierno.

Bueno, es una de las grandes consecuencias que sufres cuando crees en las palabras encantadoras de tus clientes. Más de uno te engaña con una vida nueva, una vida única, te dice un montón de maravillas, que te regalarán un montón de cosas y cuando te tienen encaprichada muestran su verdadera careta.

O algo así les ha sucedido a muchas de mis compañeras.

¡Ya lárgate!

Irma por fin saca su voz interior. Escucho que su novio lanza un par de insultos, amenazas y la puerta se cierra. Mi compañera de piso maldice. Luego, sus sollozos se pierden hasta que todo queda en un profundo silencio. Y como si el mundo supiera que el calvario ha acabado, se oye el canturreo de unos pájaros en el exterior, lo que me da ánimos de levantarme para prepararme.

Hoy es el gran día: le preguntaremos a Felix si podemos grabar un documental sobre él.

Anoche casi no dormí pensando en cómo me acercaré, de qué forma le hablaré, cómo será mi presentación. Me sentía demasiado nerviosa porque, después de largos meses, lo volveré a ver. Meses tortuosos en que la universidad me parece haber perdido parte de su sentido, porque no hay nada mejor que esos furtivos encontrones con la persona que te estremece el cuerpo.

Lo admito (de muy mala gana): cuando lo vi por primera vez en la universidad y sentí las ya reconocidas mariposas en el estómago, me volví una adicta a ellas, por eso tener el privilegio de verlo una vez más será regresar a una de mis adicciones.

Desde ya, cabe decir, me siento sumamente orgullosa de haber "convencido" a Katrina de hacer este documental. Fue una tarea difícil plantearle subliminalmente la idea de tener como nuestro gran protagonista a Felix Frederick, porque ni de chiste se lo habría puesto como opción. Estos sentimientos me pertenecen a mí y solo a mí, jamás permitiría que alguien, ni siquiera mi linda amiga, los conozca.

Durante días, en nuestra mesa de la cafetería favorita, estuve con los diarios donde Felix fuese noticia abierto, agitándolo y señalándolo, bajando la cabeza hacia la noticia cuando Katrina me miraba para que ella también prestara atención, para que en su cabeza surgiera la idea y yo pudiera decirle que sí. Básicamente, el primer intento fue algo como:

Yo con la página del diario donde el nombre de Felix fuese titular: De qué haremos el documental.

Katrina toda inocente: ¿Qué tal de la existencia de los fenómenos paranormales?

Yo agitando el periódico: No, muy complicado. Algo más tangible.

Katrina toda inocente x2: Puede ser de... uhm, ¿cáncer?

Yo gritando internamente pero calmada por fuera: Muy típico.

Al día siguiente lo volví a intentar.

Yo leyendo un periódico amarillista con Felix en primera plana: Pongámonos de acuerdo. ¿De qué será el documental?

Katrina leyendo el artículo: ¿De qué quieres tú?

FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora