Capítulo dedicado a medio grupo de wsp porque pucha que hubieron personas de cumpleaños, we xd Felicidades a Ro, Andrea, Yael, Caro y no sé quién más se me quede <3 Y felix no-cumpleaños a todos los demás ^.^
***
Hell se despide de Katrina y el otro sujeto. Los veo a ambos subidos en el auto, intercambiando palabras insonoras para la distancia en la que me encuentro. Los tres, tras lo que parece una breve explicación, miran en mi dirección y luego se despiden.
Una parte de mí se alegra de que Katrina se despida de mí con una seña y no me guarde rencor por lo que le hice. A la otra, le preocupa lo que le haya dicho a su amigo, pues al pasar con su auto me mira con ojos de perro furioso.
El cura, Hell, yo y los demás subimos a la furgoneta para volver a la iglesia. En el camino los únicos que hablan son Free, el Padre Lucas y Hell; yo prefiero reprimir mis dudas mirando por la ventana, como suelo hacerlo desde que empecé con el trabajo. Al llegar a la iglesia y bajar, el sujeto que nos requisa las pertenencias me regresa mi celular, audífonos y el dinero, lo que da pie en una pequeña discusión sobre ir en bus o a pie.
Hell gana la discusión: nos vamos a pie.
De camino a la pizzería hemos estado en silencio, como dos desconocidos que quieren apurarse en llegar a su destino.
He estado inquieto, de he admitir, pensando en el repentino acercamiento que Hell ha tenido. Quiere hablarme de algo, eso es evidente, pero no puedo suponer de qué. Si ella fuese uno de mis personajes, y tendría que hacerle alguna ficha de información, en la sección de personalidad pondría que es alguien impredecible.
Viento.
Es posible.
No sé si eso sea bueno o malo, ¿cómo reaccionar a una persona que va y viene?
—Es aquí. —Su voz reclama mi atención. Ni siquiera me he percatado cuando se ha adelantado a mis pasos.
Le doy un vistazo rápido a la fachada de la pizzería encontrándome con la sorpresa de que han cambiado el logo amarillo y azul de vinilo a uno de neón y que han echado una pintada a las paredes con un llamativo color rojo. Todo tiene un extraño toque familiar.
Entramos y hacemos fila para comprar. Raro es decir poco, porque pocos eran los que venían a comer aquí y ahora está lleno de personas.
—Al parecer renovaron la pizzería... y al dueño —comenta Hell de manera confidente.
Luego de encargar la pizza, nos vamos a sentar a una mesa junto a los ventanales de la pizzería. La vista hacia el exterior nos enseña la oscura calle transitada por algunos autos y personas mientras en nuestro lado, nada cruje.
Así estamos un buen rato hasta que la pizza llega.
—Salud —dice Hell, elevando su vaso con bebida por sobre su cabeza, igual como solía hacerlo antes de que desapareciera.
—Salud —respondo, enalteciendo la primera rebanada de pizza que cojo. Le doy la primera mordida y me tomo un tiempo para degustarla. No sé si es por el tiempo que no venía o porque realmente cambiaron al personal, pero la pizza sabe mejor que antes.
Hell también le da un mordisco a la rebanada que toma. Una llena de aceitunas, como no.
—Sí —oigo afirmar a la rubia mientras se limpia las comisuras—, definitivamente cambiaron al dueño. Esta pizza sabe mucho mejor que antes.
Le doy la razón en silencio, moviendo mi cabeza, y me quedo mirándola como exigiendo de una buena vez me diga qué hacemos aquí. Suspira y agacha la cabeza. Luego, de manera lenta, y cambiando su semblante, me mira.
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Felix
Teen FictionLa vida tiende a tratarte mal, pero el ser humano y todas esas malditas novelas optimistas te quieren convencer de que las cosas malas son para enseñarte algo: ser una persona feliz. Pero ¿qué cosa buena puedes sacar de una muerte? Nada más que desa...