El aprendiz

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Una vez que el ejercito de Kima salio de los Pueblos del Este trazaron un gran mapa sobre el suelo, estaban al sur de la ciudad, Flor y su plan de invasion al norte.

Keith y Nava trazaron dos caminos, ambos rodeando al bosque, pues sabian que Flor jamas se arriesgaria cruzandolo

-si planea tomar Kima tendra que rodear el bosque por el sur o por el norte, sabemos que tomara la ruta del norte pues evitar un conflicto con nuestro ejercito le permitia llegar antes a nuestra indefensa ciudad-

dijo Keith pensativo, a lo que Nava respondió

-sin embargo el camino del sur es mas corto, podemos llegar antes si nos damos prisa-

-se equivoca majestad-

dijo uno de los soldados, reuniendo valor

-perdone mi insolencia, pero como miembro del grupo de exploracion se bien que el camino del sur no es una buena idea, tendriamos que volver a rodear el bosque y jamas llegariamos a tiempo, por esa zona hay mucho suelo fertil y nadie que mantenga a raya el crecimiento de esta monstruosidad de madera-

Keith asintió

-tiene razón, el bosque no solo esta mas crecido al sur, es mas peligroso. Para cuando volvamos a Kima ya no habra ciudad que salvar-

-¿que haremos entonces?-

pregunto Nava impaciente

-el único camino que nos queda-

dicho eso Keith trazo una linea desde su posicion hasta Kima, atravesando por completo el bosque, se puso de pie y dio la orden de avanzar

-no se preocupen, nuestro rey nos abrira un camino-

el rey de Kima asintió, era la primera vez en años que hablaba con el bosque, por algún motivo siempre había sentido cierto desprecio por los arboles torcidos y las criaturas que crecian en aquel lugar.

El grupo de intrepidos o idiotas (como cada uno lo quiera ver) eran ignorantes de las muchas y variadas crituras de aquel oscuro bosque, algunas incluso estaban allí por voluntad propia. Como era el caso de Shagini, quien visito un tenebroso claro en las entrañas de aquella jungla de madera sufriente

-muestrate ante mi, mi espadachin-

dijo en voz alta, como dando una orden

-¿que desea amo? ¿acaso ha llegado mi hora?-

respondió una voz aspera y amargada, una que hacia tiempo había perdido la voluntad de escapar y sabia bien que era un sirviente

-por desgracia nuestros planes se adelantaron, la amenaza cruzara pronto a nuestro mundo y debemos estar preparados para destruirla en cuanto asome su cabeza-

-¿podre entonces descansar amo? ¿podre ver a mi familia?-

la voz dejaba escapar un ligero todo esperanzado

-en efecto mi espadachin, tu fuerza es impresionante, pero no puedo evitar temer que todas mis precauciones sean en vano-

-no se preocupe, mi maestro, si esa profecía amenaza aquello que amo, le hara falta un milagro para escapar de mi colera-

-eso espero, maestro de espadas. Por ahora asegurate de que Nava y Keith crucen el bosque a salvo-

Una horrible sensacion cubria el cuerpo de Nava mientras cruzaban el bosque, aquellos arboles parecían odiarlo; eran mudos a sus oídos, sordos a sus palabras, se apartaban con desprecio, en lugar de respeto.

La Guerra De Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora