El viaje

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Pocas semanas después de conocerse Shagini y Flor acordaron verse una noche. Antorcha en mano, la chica camino por los oscuros pasajes del bosque, llego al mismo claro en el que el demonio y su hermano se veían día a día.

Allí Shagini le dejo claro que esta sesión solo ocurriría una vez y que eligiese bien que preguntarle, Flor era una chica curiosa pero precavida, se aseguro de que sus preguntas fueran útiles en el futuro. Principalmente quería saber si había alguien que podría ayudarle a manejar sus habilidades, a Shagini le agrado su determinación, la chica podría volverse una joven hechicera capaz de grandes cosas, y le convenía tener una amistad con alguien así

-hay un ser que es amigo de todo Kometerra, habita las montañas desde hace décadas, te dirá todo lo que quieres saber. Busca entre la roca y la nieve, llama el nombre de Amanadiel, y se mostrara ante ti-

-gracias demonio ¿podrás vigilar a mis hermanos mientras no estoy?-

Shagini acepto, sonriendo a la oportunidad de pasar mas tiempo con Nava y regresaron juntos a la cabaña.

Al volver, Flor tomo una gran mochila, su viaje tomaría una semana en poder ser realizado y había perdido bastante tiempo con el demonio. Después de todo no quería dejar a los niños solos mucho tiempo. Empaco dos mudas de ropa, una cuerda larga, un pan que le duraría el primer día, un cuchillo de caza y un abrigo de piel.

Su viaje la dirigiría a las montañas, le convenía tener algún acompañante. Tras pensarlo por unos minutos, fue a buscar al hijo del jefe de la aldea, conocía el terreno mejor que ella, recibía lecciones de espada de su padre, y llevaba tanto tiempo enamorado de ella que haría todo lo que Flor le dijera.

En parte se sentía mal por el chico, pero no tenia otra opción, no quería perderse y morir congelada.

Cuando el ingenuo Berek abrió la puerta de la vivienda Guldavir, comparada con el resto de las chozas esta si era una vivienda, no esperaba encontrar a la chica mas bella del pueblo (a su parecer) sonriéndole. Asique sus palabras sonaron tanto nerviosas como tímidas

-este... Flor... ¿que haces aquí a estas horas de la noche?-

-pues estaba pasando por aquí y me preguntaba si el apuesto hijo de Tom querría acompañarme a una caminata nocturna...-

La chica sabia como convencerlo sin siquiera pedírselo, sin embargo el chico no era tonto y se daba cuenta de que aquello era demasiado bueno y repentino para ser cierto

-¿a donde quieres ir?-

-a donde vayamos no es importante, lo que importa es que vengas conmigo-

El cerebro adolescente de Berek se estaba dejando seducir, ya tenia medio cuerpo fuera de su casa y aun no sabia a donde se dirigirían. Pero si había algo que caracterizaba al delgado de Berek era su inseguridad

-¿porque de repente te intereso? ¿cual es la trampa?-

Flor no tenia alternativa esa vez, decidió contarle el plan de ir a las montañas a buscar al tal Amanadiel. El chico se rio pensando que era una broma, pero al ver la cara de Flor comprendió que ella iba en serio, se negó rotundamente

-padre dice que las montañas están plagadas por el clan Rokarfer, son muy violentos y peligrosos, ni loco voy contigo-

La joven se decepciono, pero aun tenia un as bajo la manga, después de todo era una maestra de la mente

-supongo que entonces iré sola, a esa expedición peligrosa de la que podría no volver, suerte con una vida sin aventura Berek gallina-

el chico estaba cerrando la puerta, pero cuando Flor estaba a dos metros alejándose, se arrepintió.

La Guerra De Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora