El Comienzo

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Existía un bosque hogar de magos y criaturas de fantasía, un paisaje lleno de robles viejos y flores bellas, y diversas ciudades donde la magia era aprendida y practicada. O por lo menos esas eran las historias que se contaban en el pueblo de Kima para maravillar a los niños y darles esperanzas de un futuro sin escasez, pero la realidad era que ya nadie recordaba haber visto a un mago. Pocos conocian la palabra que los nombraba "Kometerra", mucho menos su significado.

La tierra comenzó a burbujear, como si de agua hirviendo se tratara, el césped formo un circulo de muerte.

Y aquella mañana, emergió desde las profundidades un brazo cubierto en llamas negras, seguido por la cabeza mas aterradora que se pudiera imaginar, una que afortunadamente era cubierta por una mascara de hueso y un cuerpo dmente guardado en trozos de túnicas negras. El humo ausente del fuego era la señal y la figura se arrastro fuera del hoyo dejando un rastro de negra sangre; un tipo único en la raza de los demonios inmortales.

Delgados y putrefactos dedos dedos se apoyaron en el tronco del árbol mas cercano, pudriendo su corteza hasta no dejar nada en que apoyarse, el demonio se puso de pie tratandose de recuperar de la caida y entender lo que ocurria a su alrededor, miro sus dedos toxicos, recordo como evitar su toque mortal y aspiro el frio aire del bosque por primera vez en décadas. Luego lo sintió;

-¿quien eres que me has despertado?-

de entre las sombras de los arboles surgió un niño, un pequeño humano tímido, de cabello negro y liso, compostura delgada. A los ojos del demonio, un simple mortal, pero algo peculiar, no podía identificar que pero estaba alli

-¿tu me has liberado de mi... Aislamiento?-

dijo la entidad oscura señalando al agujero que apestaba horrores, el niño asintió de manera nerviosa, sus piernas temblaban, sus dedos se escondian tras los harapos que conformaban su vestimenta.

-yo soy Shagini, señor del miedo, ultimo demonio inmortal. ¿quien eres tu, humano?-

-Nava, me llamo Nava. Oye... si eres el ultimo, ¿que le paso al resto?-

esas fueron las primeras palabras que le oyo decir, un nombre extraño, pero por lo menos era algo. Le dijo que se acercara, que no le haría nada pero no confió, un silencio incomodo lleno el ambiente por unos minutos, hasta que a Shagini se le ocurrió algo que decir

-me tienes intrigado humano Nava ¿están tus padres por aquí?-

dijo calmado, supuso que seria un acercamiento educado y tranquilo, necesitaba quitarle el miedo al chico.

-no tengo padres-

la sorpresa ataco desprevenido al demonio, no era común encontrar un huérfano en esa época, por lo menos no uno vivo. Si seguía con ese tema podría meter la pata y ahuyentarlo, necesitaba caerle bien a Nava

-¿con quien vives?-

el chico sonrió al responder, lentamente perdía la timidez

-con mi hermana Flor y mi hermano Sava. La mayor es un poco mandona a veces pero te acostumbras. Pero no respondiste tu a mi pregunta-

-y jamas lo haré, asique hablame de algo mas, necesito volverme a acostumbrar a escuchar-

Shagini y Nava continuaron hablando por horas, hacia siglos que el demonio no tenia una conversación tan agradable. Finalmente acordaron verse en el mismo sitio cada día para seguir hablando juntos, Nava era muy curioso y Shagini quería aprender mas sobre ese extraño niño y porque le llamaba tanto la atncion.

Sin embargo cada día, después de que Nava se fuera a Shagini le atacaba la misma visión;

una puerta roja entre los arboles, una que arranca el verde césped de raiz y evapora toda señal de rocio, una que su mera presencia libra al tronco de su corteza y consume toda vida a su alrededor para poder abrirse. Y sin embargo cada vez solo logra abrir un pequeño hueco, lo suficiente para haver pasar la mano que gotea ese liquido negro, la mano que lo señala a el como el culpable de su emprisionamiento, la mano que Shagini lucha por contener y que por algún motivo ahora lograba encontrarlo.

La Guerra De Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora