Las dimensiones de Elena

Parte 11. Capitulo 3: De gusanos del corazón y agujeros de gusano.

A la siguiente mañana los rayos del sol ingresan por la ventana iluminando la hermosa cama de Eleonor. Con una tranquila actitud ella se levantó y estiró lentamente, ya todo había pasado, al menos por esa noche.

Se dirigió al baño que quedaba en el pasillo, encendió la luz y se miró en el gran espejo que allí había; observó su cara y todo lo que le disgustaba de ella, sus manchas, sus granos y toda clase de rasgos que le daban vergüenza. Finalmente miró sus ojeras, cada vez que lloraba parecían notarse aún más. Se desnudó frente al espejo para ingresar a la ducha.

Su cuerpo también le traía problemas, veía que su piel tenía demasiados tonos, su abdomen no era plano como ella quería y tenía muchas marcas en el cuerpo. No estaba contenta con lo que tenía, nunca supo cómo llegó a sentir tanto disgusto por su propio ser. Sabía que estaba mal, pero no lo podía evitar.

Después de ducharse limpió su cara, se aplicó perfume y secó su imperfecto cuerpo con una toalla. Aún le dolían algunos moretones en la espalda, pero podría soportarlo.

Se dirigió a su cuarto y se vistió delicadamente, le encantaba la ropa que ya poseía y la que veía en las tiendas propiedad de su madre. Tenía un enorme armario a su disposición lleno de hermosos vestidos de colores, zapatos y tiernos accesorios; no debía preocuparse por nada, sus padres le daban más de lo necesario.

Preparó su maleta, empacando sus cuadernos y su cartuchera en orden. Al final, tomó su bitácora que se encontraba en la mesa de noche al lado de su cama y en ella escribió con un color azul la fecha y una pequeña frase:

"Ignorar al sujeto genera en él actitudes agresivas, se deben tomar otras actitudes"

Luego de esto sintió un profundo dolor en el pecho y simplemente la tachó, se quedó dubitativa pensando en qué más escribiría. Sin embargo escuchó a Annie, la ama de llaves, llamarla desde el primer piso: