-¡Señorita Eleonor baje a desayunar por favor, llegará tarde a la escuela si no se apresura!-
Annie era una mujer que rondaba los 35, muy delicada y atenta que conocía bien a Eleonor, sin embargo quien la había prácticamente criado era su madre, la señora Aisha. Eleonor estuvo eternamente agradecida con ella. El día que desapareció no lo pudo creer; iba en un autobús a ayudar con las labores hogareñas, como siempre lo hacía, sin embargo éste no llegó a su destino, un extraño accidente con un coche dejo un par de personas heridas y solamente la señora Aisha desapareció ese día; Eleonor lloró mucho cuando esto sucedió. La policía encontró una bufanda que frecuentemente llevaba puesta en las frías mañanas citadinas y Eleonor se la quedó, esperando que su cuidadora llegara por ella.
Escuchó el claxon del automóvil, era Aníbal, el chófer de la familia, que la llamaba para irse a la escuela. Guardó rápidamente aquella libreta de experimentos y corrió hacia el primer piso, revisó lo que había sobre el comedor y solo se llevó una fruta con ella.
-¡¿De nuevo vas a irte sin desayunar?!-
-Lo siento Annie, primero la escuela, adiós.- dijo de forma juguetona.
-Esta niña no aprende-
Al otro lado del espejo Elena también se preparaba para ir a la escuela, empacaba sus cuadernos con prisa pues ya se hacía tarde también para ella. Se quedó observando el espejo de nuevo por unos segundos, debía hablar con Eleonor de nuevo. Lo guardó en un cajón de su escritorio, el único con llave, donde muchas de sus memorables experiencias yacían. Cerró con una llave pequeña que llevaba en un colgante y por último en su maleta empacó su cuaderno de pensamientos, de hecho en el cajón se encontraban otros cuadernos que había llenado desde pequeña y que le producían una profunda nostalgia al leerlos.
Caminando de prisa hacia la escuela, antes de cruzar la última esquina antes de llegar a su destino le pareció ver una cara conocida, pero solo lo vió de reojo pues el chico también llevaba prisa.Se detuvo, tratando de reconocer su silueta que se alejaba hacia el sur, avanzó un par de pasos hacia esa dirección, lentamente.-¿Qué estoy haciendo? debo llegar o me cerrarán la puerta-, pensó mientras retomaba su ruta.
Agotada y sudando, la puerta de la escuela se cerraba detrás de ella. Se apresuró para llegar al salón donde sus amigas la esperaban, extrañamente, no sé podía entrar. Todos los que se encontraban fuera del salón hablaban entre ellos, algunos en el suelo, otros recostados sobre la pared. Saludó a algunos compañeros y notó un pequeño grupo que empezaba a formarse, entre ellos reconoció a Sarah y a Charlotte, las abrazó por la espalda y se dió cuenta de la razón del alboroto; un chico nuevo había llegado.
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Las dimensiones de Elena
Teen FictionDetrás de cada decisión que tomamos, dejamos un montón de posibles caminos atrás con otras opciones que podrían afectar la vida de todos. Elena logrará encontrar esos caminos a través de un viaje interdimensional; conociendo su reflejo en el espejo...