Mentirosa, mentirosa

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Elsa's POV
Estaba feliz de la vida, por primera vez en meses había visto a Mérida, mi mejor amiga de toda la vida, la extrañaba demasiado, ella estudiaba biología en una universidad carísima, pero tenía una beca muy buena porque era la mejor del mundo en el tiro con arco. Incluso había ganado varios campeonatos a nivel mundial, pero desgraciadamente no podía competir en las olimpiadas, ya que San Fransokyo no era un país y tampoco pertenecía a uno. Estábamos en el centro comercial del Isui no Tatemono, comiendo, acabábamos de ver una película y teníamos todo el día para disfrutar de nuestra compañía.

—¿y bien? ¿Hay chicos guapos en tu universidad?— preguntó Mérida, alzando una ceja, medio en broma, medio en juego

—pues...si, claro, por ejemplo, tengo un amigo que no está nada mal

—¿qué tan amigo?— preguntó Mérida con sorna, pero no me molestó, pues así era mi amiga

—es solo un amigo, hacemos proyectos juntos y nos llevamos bien— le di un ligero golpe en el hombro

—¿es amigo como Eugene o amigo como Hans?— Mérida sabía exactamente cómo tocar mis fibras sensibles, hice un ruidito de queja y escondí la cabeza entre mis manos

Eugene Fitzherbert es el mejor amigo de mi hermano, guapo y carismático, lo cual le ayuda a salir de problemas, lo conozco desde la primaria y me llevaba bastante bien con él, hasta que decidió declarar que yo le gustaba, esto lo hizo armando un flashmob en la cafetería de la preparatoria, que culminó en invitarme al baile de graduación, yo, entré en pánico y salí corriendo de ahí, Eugene me persiguió y tuve que rechazarlo, creyendo inocentemente que eso se quedaría entre nosotros, pero no fue así, pues las últimas semanas de escuela fueron un infierno para mi, con personas desconocidas diciéndome cosas desagradables, por el simple hecho de no corresponderle a un chico popular. Y Hans Westergaard es probablemente mi primer corazón roto, Hans, Mérida, Moana, Aster y yo éramos inseparables en la preparatoria, amaba mi grupo de amigos, sin embargo, no pude evitar desarrollar sentimientos por Hans, me encantaba lo apasionado y gentil que era, además, emitía un aura asombrosa, de elegancia y gentileza a la vez, así que decidí confesar mis sentimientos y Hans me dijo que me correspondía, salimos un par de veces, incluso nos besamos, pero mi corazón se rompió cuando lo vi besando a Charlotte LaBeauf y mi corazón se partió en miles de pedazos cuando le dijo: "Estoy con Elsa por el renombre de su apellido y porque su padre puede ayudarme en lo laboral, estoy contigo porque te amo". La pequeña Elsa de dieciséis años no lo soportó, le conté a mis amigos y dejé a Hans, sin decir nada, afortunadamente, mi preparatoria era grande y no lo vi mucho.

—¿por qué siempre sacas esos temas a colación?

—porque es divertido ver tu reacción— canturreó Mérida, burlona —entonces, responde: ¿qué tipo de amigo es?

—¡es sólo un buen amigo! ¡Y nada más! además, él tiene novia y está muy feliz con ella...y si no dejas de hablar del tema, te dejo aquí— sentencié

Mérida cacareaba de la risa, daba golpes en la mesa, e incluso se limpiaba un par de lágrimas. Pero no iba a dejar que se divirtiera a costa mía, así que pregunté casualmente.

—¿y cómo vas con Hiccup?

La risa de Mérida murió y se puso tan roja como su cabello.

—pueees...terminó conmigo— la voz se le cortó y me sentí como la peor amiga del mundo

—¡Oh, Mérida, lo siento tanto! ¿qué pasó, pensé que todo iba bien entre ustedes?

—yo también lo pensaba, pero un día, llegó a mi casa y se aventó un discurso gigante de cómo ya no nos veíamos tan seguido y me dijo que sentía que algo se había perdido entre nosotros, así que me terminó— contemplé con impotencia cómo mi amiga lloraba silenciosamente, la abracé con fuerza

—¿hay algo que pueda hacer?— pregunté cuando terminó de llorar

—a menos que me puedas conseguir la dirección de una tal Astrid Hofferson, para atravesarle la cabeza con una flecha...entonces no hay nada que puedas hacer

—¿y quién es ella?— pregunté con calma, mientras le daba un pañuelo, Mérida no sería ella sin instintos asesinos

—ella es la perra con el que el anda ahora— suspiró, arrancándome el pañuelo de las manos

—me parece bien, primero iremos por ella y forzaremos a Hiccup a observar cómo la atraviesas con una flecha

—y después lo atravesaré a él con una flecha

Ambas reímos, seríamos incapaces de matar a alguien, no estaba en nuestra naturaleza, pero eso servía para hacer sentir mejor a Mérida.

—te quiero mucho, cerebrito...¿lo sabías?— exclamó Mérida abrazándome

—y yo a ti, asesina, aunque me digas cerebrito

Mérida y yo nos dirigimos a mi casa, con calma, platicando un poco más de nuestras universidades, le conté de Tadashi, de Rapunzel, de Callahan, de Go Go, y de mis materias, el tiempo de que ella se fuera llegó y su papá pasó a recogerla.

—¿sabes, Elsa? Eres pésima para disimular que Tadashi te gusta— me dedicó una sonrisa burlona mientras la acompañaba a el coche de su papá

—¿¡qué!? ¡Claro que no me gusta!— le reclamé, enrojeciendo

—si no te gusta...¿por qué no dejas de hablar de él?— mi amiga me vio, inquisitiva, yo perdí el habla —¿ves? Eres una mentirosa

—¡Claro que no!— dije con voz aguda, porque era verdad, Tadashi no me gustaba

Mérida se subió al coche de su padre, y antes de que él arrancara, mi amiga asomó la cabeza por la ventana

—¡Mentirosa, mentirosa, mentirosa!— canturreó con burla

Vi su coche alejarse, pero yo no me moví de la banqueta, me quedé pensando en sus palabras...Mérida exageraba, Dash es un amigo...¿Verdad? ¡Claro que si! El es solo un amigo, un amigo muy inteligente, dulce, guapo...¡solo un amigo! ¡Y ya está!

Amigo...

Las palabras de Mérida hicieron eco en mi cabeza.

"¡Mentirosa, mentirosa!"

Brain Freeze (Tadelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora