Lavando la moto

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Este fatídico día empezó, por así decirlo, el primero de la cadena de todos los trágicos incidentes de mi viaje a Orlando.

Hace cinco años que compré mi moto. El motivo? Porque necesitaba transporte, y por una extraña razón me entraron unas ganas inmensas y una curiosidad de saber que se siente andar en dos ruedas. Así que lo hice.

Resulta que mi moto había estado aparcada sin sacarla a rodar cerca de dos meses y lamentablemente estaba a la intemperie.

No sé pero ese día (domingo 4 días antes de partir a Estados Unidos para la competencia) se me ocurre lavar la moto, no sé por qué; supongo que me dio mucha pena verla así, un poco sucia y descuidada.

Para lavarla suelo dejarla con el soporte de 2 patas y poner la primera velocidad en marcha, para así poder rociarla con la manguera, lavar la cadena, lubricarla, en fin. 

Por desgracia, el trapo con el que la estaba limpiando en esta ocasión era demasiado largo, llegó a engancharse con la cadena mientras la llanta estaba girando y me succionó la mano con la que tenía agarrado el trapo! Todo fue en cuestión de segundos; sin poder reaccionar sólo sentí mi dedo con el trapo atravesar los dientes de la catalina y me lo trituró, literalmente me trituró el dedo!

Mi primera reacción: Vociferar unas cuantas groserías y meterme el dedo a la boca; siendo este el peor error que el ser humano puede cometer (la boca es un nido de bacterias increíble), pues eso hice. Supongo que es un reflejo de niño no? Te lastimas y lo primero que piensas es meterlo a la boca.

Luego de eso pues, tuve que llamar a mi madre. Ella bajó corriendo asustada y viendo tanta sangre estaba desesperada; entonces me llevaron con mi padrastro a emergencias.

Pero mi primer pensamiento en ese momento y lo que más me pesaba, ni siquiera fue el dolor, o los médicos, ni siquiera me dolía; lo que más me dolía era no poder bailar. Pensaba en los muchachos, en estos cinco meses de tan duro entrenamiento, y ver mi dedo así y pensar en no poder bailar, uff, se me caía el mundo. El trabajo de ellos, pensar en los demás y en todo su esfuerzo. Algo que siempre hago, sea defecto o virtud, es pensar siempre primero en los demás antes que en mí, me suele pasar. Y eso era lo que más me dolía, pensar: Y ahora? Cómo les digo? Y ese era el sentimiento.

Llegamos a emergencias...

Un sueño de baile y un dedo mutiladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora