Es tiempo Natsu

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Lucy fue rápidamente transportada a lo que parecía una habitación pequeña, el portal desapareció después de que Lucy salió del portal, Lucy se sintió muy extraña al estar en un lugar que no conocía y para poder ubicarse, miro a la ventana para poder ver en donde estaba, fue cuando tuvo un aire de nostalgia y una sonrisa en su rostro dibujo.

-Magnolia…no ha cambiado en nada.- Lucy se encontraba en Magnolia, el lugar en donde vivía desde hace ya tiempo antes de los sucedido y en efecto no había cambiado en nada y para nada, a excepción de dos edificios, la catedral y el gremio de Fairy Tail. Lucy sin duda sintió que extrañaba este lugar con ansias, sus pensamientos fueron interrumpidos por un leve llanto, el llanto de un pequeño niño dormido, Lucy se dio la media vuelta para poder ver de dónde venía ese llanto, una puerta los separaba y al abrirla…pudo verlo.

-¿Lucio?- La rubia miro la cama del niño en cuestión y con sus cabellos plateados y mechones dorados no había duda de que él era el hijo de Lucy, haciendo un berrinche de que le habían interrumpido su siesta, Lucy se acercó con mucho cuidado a donde estaba su hijo, sintiendo su necesidad: Su necesidad de estar con su hijo.

-No, no. No llores cariño.- Lucy decía con una voz maternal a su hijo que lloraba aun, Lucy lo cargo para poder arrullarlo, con delicadeza y amor, la rubia se movía lentamente meciéndose con mucha ternura, el niño comenzó a quedarse dormido.

-Quien lo diría, te pareces a tu padre en todo, tu cabello tiene un color que no te favorece mi niño.- Dijo Lucy puntualizando lo obvio, en efecto, se parecía a Natsu. No dejo de ver los mechones rubios de su hijo, Lisanna no se las había arreglado bien al cien por ciento en cuestión del cabello.

-Tus mechos rubios.- Dijo Lucy abrazando con cuidado a su niño, quien se dormía como un angelito.

-Ya ya, mamá está aquí.- Lucy no podía aguantar la emoción y las lágrimas de estar con su hijo, después de todo lo que paso, por fin estaban juntos por lo menos en cinco minutos.

-M-M-Mamá…- El hijo de Lucy pronuncio esa palabra, su primera palabra enfrente de Lucy, la rubia no aguanto más y lloro con todas sus fuerzas enfrente de Lucio, ella sentía su corazón completo al igual que su vida.

-Mi angelito, mami está aquí para cuidarte, no te abandonare.- Lucy se aferró a Lucio para no separarse de él, aun arrullándolo Lucy le tarareaba una canción para dormirse, pero unas voces interrumpieron.

-¡OYE QUIEN ERES!- Una voz femenina señalo a Lucy quien se paralizo, la cual pudo reconocer.

-ALEJATE DE MI HIJO, QUIEN QUIERA QUE SEAS.- La otra voz masculina, muy agresiva, listo para atacar.

-Ya la oíste, nadie toca a nuestro hijo.- La chica de cabello corto estaba molesta por ver a un extraño tocar a su "hijo" Lucy se movía los labios de rabia…quería matarla.

-¿Quién eres? ¡REVELATE!- Natsu se puso desafiante buscando lanzar una bola de fuego, quizás era pronto para enfrentarlo, pero no desperdiciaría esta oportunidad.

-Ya no me reconoces…Natsu.- Lucy dijo con una voz algo grave, el pelirrosa al escuchar su nombre y esa voz no lo creía, pero hubo algo que podía confirmar sus sospechas.

-Ese olor…¿Lucy?- La susodicha se dio la media vuelta con su hijo en brazos, con una mirada de odio y despreció, en contra de ambos, Lisanna se quedó congelada al ver a Lucy una vez más, la rubia solo tenía una meta.

Ya no soy lo que eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora