Capítulo 7

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— Pasa.— El pelinegro dejó entrar al pelirrojo.
— Hace años que no nos vemos.— dijo HoSeok y un suspiro abandonó sus labios.
— Un siglo para ser exactos.
— ¿A que has venido?— pregunto sentándose en el sillón más cercano.
— Revivir viejos tiempos, ya sabes.— Camino lascivo en dirección a JungKook y se subió encima de este.
Las respiraciones de ambos se aceleraban, se miraban con lujuria pero no se tocaban o besan. NamJoon estaba en lo cierto. Al final de todo JungKook era pecado.
Dios comenzaba a jugar sucio...

— Chicos, estoy aquí.— hablo el moreno incómodo por la situación.
JungKook sonrió.
Tal vez no podia evitar pecar, pero si podia elegir que pecado cometer.

Se quitó a HoSeok de encima y se paró tomando de la barra de licores un vino.
— ¿Qué te parece si tomamos antes de hacer algo?— sonrió lascivo, el pelirrojo aceptó gusto. Que idiota.
El móvil de NamJoon sonó, este se disculpó y se retiró. Se quedaría en el auto de JungKook esperándolo.
Si Dios jugaba sucio, Hades también podía hacerlo, ¿no?

El pelinegro sirvió un vaso de vino y se lo entregó al pelirrojo.

10 botellas de vino había debido HoSeok. Y no cualquier vino, era de aquel famoso vino de JungKook, ni siquiera el vino del infierno se comparaba con el suyo.

HoSeok y Dios habían olvidado que no trataban con cualquier chico, trataban con el hijo de Hades. Ese chico era astuto, al igual que su padre, si quería algo se aferraba hasta lograrlo. Y el quería a TaeHyung en el infierno, junto a él.

Dios bufo molesto desde el cielo, habían engaño a su propio soldado con sus propios deseos

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Dios bufo molesto desde el cielo, habían engaño a su propio soldado con sus propios deseos.
— Pudo acostarse con él, pero no, prefiero tomar como si no hubiera un pinché mañana.— soltó molesto mientras Hades se reía en su cara.
— Tus propios planeas se vuelven en tu contra. — se burló Hades. — Mira que decirle a HoSeok que podía pecar sin ser castigado era una tontería y algo que en definitiva no iba a salir bien.— se volvió a reír.

— Ni ibi a silir bien.— lo imitó Dios, pero sólo se ganó una carcajada de parte de Hades.

— Ya cállate, me duele el estómago de tanto reír.—

Ya quiero verte en pelotas diciendo que amas ser follado en las Iglesias.—
Dios le dio un golpe que lo hizo descender hasta el infierno.
— ¡Eres un pendejo!— gritó Hades desde el infierno.
— ¡Pero no tu pendejo!—

JungKook cargo el cuerpo ebrio de HoSeok y salió del departamento

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JungKook cargo el cuerpo ebrio de HoSeok y salió del departamento.
—JungKook— habló NamJoon asustando al pelinegro.
— Pensé que te habías ido.— se acercó a auto.
— Tu padre me habló por teléfono y me dijo que te esperara en el auto.— le hizo una seña para que dejara el cuerpo de HoSeok en el auto.
— Ese señor es muy listo.— dijo mientras metía al pelirrojo al auto.
JungKook subió al auto y NamJoon arrancó.
— ¿A donde vamos?— pregunto JungKook
— Iremos a ver a Jin, esta con TaeHyung. Están en un bar, no me preguntes. Jin no me dijo que hacían en ese lugar.—

JungKook sonrió tiernamente. Vería a su gatito, vería a TaeHyung.

— Vete al infierno.— habló de la nada HoSeok en el asiento trasero.
— De allá vengo.— contesto JungKook alegremente.

Se detuvieron en un hotel y dejaron a HoSeok en el.

TaeHyung estaba frente al bar de hace dos semanas, sólo que a diferencia de esa vez, TaeHyung se sentía destrozado

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TaeHyung estaba frente al bar de hace dos semanas, sólo que a diferencia de esa vez, TaeHyung se sentía destrozado. No había entrado porque Jin se lo pidió. Jin se había al encuentro con NamJoon.

Miraba borroso el letrero fosforescente que decía "Abierto" debido a las lágrimas en sus ojos.

— Tae.— llamó el pelinegro.
TaeHyung se giró y vio a JungKook sonriéndole. Eso hizo que el castañito se sintiera completo, cómo si su corazón no doliera, cómo si su relación de 3 años no importara. Porque ahora tenía a JungKook sonriéndole de esa manera y eso significa una cosa. Pecado y olvidó.

JungKook extendió su mano y su sonrisa se ensanchó.

— Toma mi mano, te haré olvidar.—sonrió lascivo.

"¿Es acoso un demonio sexual, algo así como un incubó?" Pensó Tae.

Tomó firmemente la mano de JungKook como si su vida dependiera de ello. Su alma dependía de él mismo y que tanto podía resistir lo irresistible.

Esa noche marcaría un antes y un después.

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Te haré pecar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora