Capítulo 10: Una herida física y otra del corazón

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Marinette deshizo su transformación a una cuadra de su casa al ya no tener suficiente energía en su Miraculous. Al ya no estar portando el traje moteado ella dejó a su kwami en su cartera para que comiera y recargara sus energías.

La Dupain-Cheng tomó carrera hasta su casa y en vez de entrar por la panadería como regularmente lo hacía optó por la entrada principal del lugar para que sus padres no notaran el chorro de sangre que empezaba a caer nuevamente por su frente. Luego se encargaría de limpiar las gotas de sangre que de seguro cayeron en su camino cuando estuvo dentro del edificio para no dejar evidencia. Al ya estar en el departamento buscó en los cajones de la cocina el botiquín de primeros auxilios.

—Bingo—. Dijo cuando encontró la caja blanca con la cruz rija en la tapa.

Subió hasta su habitación y tomando algo de tela que le quedó de sobra de alguno de sus diseños limpió toda la sangre que corría por varias partes de su rostro. Se acercó a su tocador, se miró al espejo notando las manchas que había dejado la sangre ya retirada mientras hacía presión sobre el lugar de donde suponía estaba su herida. Cuando notó que ya no derramaba mucha sangre se quitó la tela y levantó su flequillo solo para ver una cicatriz del tamaño de su dedo índice. No era profunda y sanaría rápido, pero vaya que sí dolía.

—Tikki—. Llamó a la kwami con su voz temblorosa. —¿Ya recargaste tus energías?

—Sí, algo—. Le respondió el ser rojizo saliendo de la cartera pero al ver la herida que tenía su amiga quedó estática. —Wow.

—Lo sé... Ven, ayúdame a vendarme antes de que se infecte.

La ojiazafiro ayudó a la chica a desinfectar y vendar su cicatriz, ambas agradeciendo de que el flequillo de la chica cubría toda su frente y por ende el vendaje así nadie sospecharía y haría preguntas al respecto; Marinette se dejó caer en su diván boca abajo procurando no presionar mucho su herida para que no le doliera y soltó un largo suspiro.

—Marinette, ahora que lo recuerdo ¿Por qué no chocaste el puño con Chat Noir cuando vencieron a Saphir Foncé?—. Preguntó curiosa la kwami lo que pareció molestar a su portadora.

—Debía llegar rápido hasta acá para curarme la herida—. Respondió. Más sin embargo su kwami no le creyó, sí, debía curarse la herida rápido pero no justificaba la acción que ella hizo.

—Repito ¿Por qué no chocaste el puño con Chat Noir cuando vencieron a Saphir Foncé?—. Insistió una vez más Tikki.

—¡Porque estoy molesta con él!—. Alzó la voz accidentalmente Marinette.

Luego, ella se dio la vuelta dándole la espalda al ser mágico, cerró y apretó los ojos por unos segundos y después contestó.

—Estoy molesta con él, si sabía que la explosión del zafiro venía hacia nosotros no tengo la menor ida de por qué no me alejó cuando estaba distraía ¡Espera! ¡Sí lo sé! Tenía que salvar a Lydia.

Tikki supo en ese momento que el enojo de la chica era grave, pues cuando se enojaba tendía a usar el sarcasmo.

—Marinette, tu deber y el de Chat es proteger a los ciudadanos.

—Pero cuando no hay ningún ciudadano cerca nuestro deber es protegernos el uno al otro ¡Y no había nadie cerca! ¿Qué sucedió? ¿El universo puso a Lydia en el camino de casualidad?

Después de eso Marinette suspiró.

—Lamento si te hago sentir mal Tikki; es que, no lo sé, desde que Lydia llegó mi relación con Adrien a cmabiado y ahora hizo que le diera el peor susto de su vida a Chat. Es como si desde que estoy enamorada de Adrien las cosas han... han...

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