Capítulo 18: Discusiones

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Una vez que empezaron a sentir la falta de aire, Marinette y Adrien se separaron del beso con sus respiraciones algo agitadas mientras juntaban sus frentes, amos con los ojos cerrados y con una sonrisa. Marinette estaba por hablar cuando...

—¡Marinette!—. La cantarina voz de Alya se escuchó desde la habitación de la ojiazul.

El dúo de amigos se separó al instante de otro que escucharon la voz de la morena, justo a tiempo cuando ésta abría la puertilla del tragaluz y asomó su cabeza sorprendiéndose al ver que sus amigos, muy sonrojados y nerviosos que la miraban espantados.

—¿Interrumpo algo?—. Cuestionó la morena con un rostro pervertido haciendo aún más colorado el rostro de sus amigos.

—¿Qué? No—. Hablaron al unísono el ojiverde y la ojiazul con la voz temblorosa.

El claxon de un auto se escuchó desde la calle y Adrien bajó la mirada solo para ver a su guardaespaldas salir de la limusina ¿Debería decir o no "salvado por la campana"?

—Ya debo irme—. Mencionó Adrien algo triste. —Nos vemos chicas, las veo mañana.

Y en el momento en que el rubio abandonó el balcón, Alya no tardó en empezar con el interrogatorio.

—Me contarás qué sucedió entre ustedes en este mismo instante.

—N-nos... nosotros... es que... ¡Nos besamos!—. Confesó la Dupain-Cheng.

Alya quedó en un mini estado de shock pero Marinette aun no terminaba de soltar todo.

—Por segunda vez...

Y lo siguiente que se escuchó en la calle fue el grito de emoción de la Césaire por el gran acto de su amiga.

—¡CUÉNTAME A DETALLE!

El grito de Alya fue escuchado por Adrien quien no tardó en sonrojarse, al igual que Marinette.

¿Qué acaba de pasar?

...

Las clases de aquel viernes se habían cancelado por lo que Marinette, Alya y Nino irían por la tarde a la Mansión Agreste para pasar la tarde con Adrien aunque la razón de aquello era por insistencia de Alya para que Marinette por fin se confesara a Adrien, aunque la ojiazul tuvo un pequeña charla con su amiga respecto a que había decidido ser solo una amiga para el rubio... y luego Alya le dio otra charla respecto a que si enserio lo ama, debería confesársele, alegando que el beso que ambos tuvieron era una prueba.

Marinette aceptó eso, y decidió por fin confesarse, nada la detendría esta vez.

Cuando los adolecentes llegaron a la Mansión Agreste, Nathalie recibió al trío indicándoles que Adrien estaba en su habitación pero al momento que estaban por entrar escucharon lo inesperado...

—¡Adrien, tú me gustas!

Era la voz de Lydia.

Alya, Nino y Marinette se asomaron a la puerta viendo que Adrien tenía la compañía de la castaña, pero ninguno se había percatado de su presencia. Los morenos se dispusieron a entrar, pero Marinette les impidió el paso, no entendiendo por qué... inclusive ella.

—No entiendo por qué no me correspondes...—. Decía la ojiavellana pero inmediatamente encontró su respuesta. —Es por Marinette ¿Cierto? Ella no es nada comparada conmigo, yo soy una modelo famosa y ella una simple panadera de quinta.

—Lydia, no hables así de ella—. Pidió Adrien molesto.

—Tú deberías estar conmigo... y te lo demostraré.

Tomándolo por el cuello, Lydia basó a Adrien en los labios haciendo uso de toda su fuerza con tal de que no se rompiera el contacto. Nino, Alya y por supuesto Marinette quienes contemplaban la escena estaban furiosos con el rubio (Nino también ya que Alya le fue con el chisme de que a Marinette le gustaba su mejor amigo). El aspirante a DJ cerró la puerta de golpe para irse en conjunto con su novia y amiga, alertando a Lydia y Adrien que salieron a ver qué sucedía solo para ver salir a Alya y Nino furiosos y a Marinette sollozando.

—¡Marinette!—. Gritó el rubio llamando a la ojiazul e ir corriendo hasta la entrada de la Mansión. —¡Marinette! ¡Déjame explicarte!

—¡No hay nada que explicar!—. Exclamó Marinette viendo a Adrien a los ojos con los suyos llorosos. —¡Me dejaste todo bien claro! Ya no quiero que me vuelvas a dirigir la palabra, no puedo creer que me enamoré de ti, tú yo jamás llegaríamos a ser algo. Con Lydia puedes tener una mejor vida que conmigo, una simple, aburrida y torpe panadera.

—Marinette, no digas eso de ti eres...—. Trató de tranquilizarla el Agreste pero fue interrumpido.

—Basta, no sigas, para ti yo no soy nadie. Puedes ir olvidándote de mí porque ya no quiero ser tu amiga.

Dolida, la azabache se alejó de la Mansión con Alya y Nino yendo detrás de ella, dejando al rubio sin palabras.

—Entonces...—. Dijo Lydia apareciendo detrás de Adrien. —¿Continuamos donde nos quedamos?—. Preguntó coqueta.

—¿Es enserio?—. Cuestionó Adien en un tono incrédulo pero a la ve molesto. Volteó a ver a la castaña y la miró con odio. —¡Acabas de arruinar mi amistad con Marinette, Lydia!... y yo arruinaré la nuestra. Desde ya no quiero verte más, no puedo creer que hice una amistad con alguien como tú.

—¡Me das vergüenza, Adrien Agreste!—. Exclamó furiosa la ojiavellana. —¡Vergüenza! ¡Esto no se acaba aún, lo juro!

Y Lydia también dejó el lugar dejando a Adrien completamente solo.

•••

Nota de la Mystery: Debería estar haciendo tarea... nah, hoy es viernes.

¡Capítulo re-fuerte! ¿A que no se lo esperaban? Hay de todo aquí, desde la ternura hasta el desmadre, si es mucho desmadre, estás llorando y quieres matarme, aún no que falta todavía historia que contar.

¿Qué les pareció esta faceta de Lydia?

Weno, es todo hasta el siguiente capítulo donde nos concentraremos mayoritariamente en... ¡El pendejo!... ¡No perdón, Adrien! Jeje.

..Mystery..

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