Cuando la alarma del despertador empezó a retumbar en la habitación rosa de la Dupain-Cheng logrando despertar únicamente al ser mágico rojizo que vivía secretamente allí. Tikki soltó un bostezo y se talló los ojos para que su vista se acostumbrara a la luz del día y cuando lo hizo, fue donde estaba el dispositivo que emitía el sonido y lo apagó para después iniciar con su rutina de las mañanas: Despertar a Marinette.
—¡Arriba Marinette! ¡El sol ya salió!—. Decía alegremente mientras sacudía la mejilla de la chica. —¡Despierta es lunes!
—¿Tikki?—. Dijo la azabache medio dormida. —Dame tres buenas razones para despertarme.
—Tienes escuela.
Ninguna reacción.
—Verás a tus amigos.
Nada todavía. La kwami debía usar la vieja confiable: La trampa del mejor amigo.
—Verás a Adrien.
Con escuchar la tercera razón que le dio su amiga la ojiazul se levant6ó de inmediato de su cama y bajó por las escaleras y apenas tocó el suelo empezó a dar saltitos por todos lados.
—Parece que la emoción de alguien no se ha ido del todo—. Comentó divertida Tikki. —¿Será por cierta sorpresa de anoche?
Cuestionó, pero sentía que algo más estaba olvidando.
—¿Por qué más sería?—. Preguntó Marinette. —¿Cuántas veces el chico que amas te dedica una canción escrita por él mismo y encima se te declara?
Incluso con el tiempo en el que estuvieron separados, Marinette comprendió que un gran amor hacia alguien no se desvanece con tal decirlo y ya, se necesitaba tiempo, pero ni en diez años ella hubiese perdido el amor que siente por el rubio.
Lloró, sí. Derramó muchas lágrimas por el ojiverde, pero eso no hizo que ella dejase de amar al modelo que le dio un sinfín de vueltas a su corazón, provocó decenas de sonrojos en ella, dejó al aire cientos de suspiros enamorados y embobados, era el tema que le quitaba el sueño por las noches y que en dos semanas le hizo explorar los altos y bajos de lo que se siente estar enamorado.
...
Momentos más tarde Marinette estaba saliendo de su casa a toda prisa, otra vez tarde a la escuela por estar fantaseando con Adrien. Sip, ese chico también la hacía llegar tarde si quería. Se detuvo cuando vio que la luz de cruce peatonal pasó de verde a roja.
—¿¡Enserio!?—. Dijo en su mente.
Esperó el tiempo necesario para que la luz volviera a ser verde y cuando lo fue corrió lo más rápido que pudo al otro lado de la calle hasta que un gato negro callejero que usualmente siempre la hacía caer cuando llegaba al instituto pasó cerca. Cuando la hizo caer fue boca abajo. Cerró sus ojos antes de recibir el fuerte impacto y segundos después volvió a abrir sus ojos encontrándose con un par de tenis naranjas.
Alzó su vista encontrándose con Adrien, quien con una sonrisa burlona le tendía la mano para poder levantarse.
—¿Una ayuda Puntitos?—. Le preguntó, intentando no reír.
—Muy gracioso—. Contestó sarcástica ella antes de tomar la mano de su contrario para poder levantarse. —Y yo que pensaba que cuando te viera te saludaría con un beso.
—Rayos...—. Murmuró él frunciendo un poco el seño.
Marinette miró su reacción que a sus ojos pareció algo demasiado tierno, por lo que le dio un beso en su mejilla.
—Algo es algo—. Dijo ella haciéndolo sonrojar a él, cosa que la hizo reír, eso era demasiada ternura para ella.
—¿Qué... está pasando?—. Escucharon decir a dos voces muy familiares.
Voltearon a ver el lugar donde escucharon las voces, donde pudieron ver a Alya y Nino boquiabiertos.
—Es una larga historia—. Respondieron Adrien y Marinette, ambos al unísono.
Mientras, del otro lado de la calle, había una limusina blanca que se encontraba detenida debido a que se le pinchó un neumático. Era la limusina de la familia Smith. Mientras esperaban la grúa que les traería el repuesto pues la limusina carecía de ellos dentro de la cajuela, la familia aguardaba dentro del vehículo. Lydia estaba sentada junto a la ventana donde tenía una perfecta vista de la entrada de Françoise Dupont y miraba con odio extremo a Adrien y Marinette que se encontraban abrazados.
Eso solo le hacía saber una cosa: Adrien se le confesó a Marinete y ella le correspondió a pesar de lo sucedido el viernes.
—Hoy me voy de la ciudad—. Dijo en su mente la castaña. —Pero algún día regresaré y me vengaré, Adrien será mío y pagarás el precio de tus actos Marinette.
...
Horas más tarde durante el atardecer, Ladybug y Chat Noir estaban sobre un tejado observando el atardecer en silencio con la Torre Eiffel en el hermoso fondo de su ciudad que contemplaban. El viento soplaba removiendo el cabello de ambos superhéroes. Chat Noir volteó a ver a s compañera la cual tenía el cabello vuelto un desastre. Rió por lo bajo pero fue escuchado de todos modos por la chica, llamando su atención.
—¿Qué es tan gracioso?
—Aparte de tu cabello... creo que todo. Tantas cosas por las que pasamos estas dos semanas para llegar a este momento.
—Admito que muchos de ellos me afectaron mucho emocionalmente, y uno físicamente—. Habló ella recordando su herida de la frente y moviendo su flequillo para mostrarle a su compañero la herida, la cual ya cicatrizó por completo. —Pero si todos fueron obstáculos para llegar a este momento, creo que valió la pena.
Ambos quedaron callados nuevamente, hasta que Chat recordó algo importante.
—Oye, ahora que lo pienso, anoche olvidé pedirte que fueras mi novia—. Dijo él algo sonrojado y mirando con una expresión tímida a la chica a su lado.
—Eso no hace falta, todo queda claro.
—Entonces... nosotros ¿Sólo amigos o algo más?
—Sólo somos nosotros. La mejor dupla de superhéroes. La mejor dupla de amigos. La mejor pareja y la más peculiar que he visto. Desde ahora y para siempre, siempre seremos nosotros... sólo tú y yo.
Ahora sí es el fin... ¿o no?
•••
Parte siguiente:
Agradecimientos – La Doble S
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¿Sólo Amigos?
Fanfiction| BILOGÍA "AMIGOS" - LIBRO I | Un ejemplo de verdadera amistad en el instituto Françoise Dupont, es la amistad entre Adrien Agreste y Marinette Dupain-Cheng quienes, a pesar de ciertos tropiezos al inicio, acabaron siendo mejores amigos. Marinette h...