—Quisiera ordenar dos capuchinos y una tarta de fresa, por favor.
—De acuerdo. — Anoté el pedido de la primera mesa y en pasos tranquilos entré a la cocina y se los hice saber a los cocineros. Los únicos clientes allí eran una pareja de edad joven que sonreían a la par del otro, intercambiando miradas mientras el ambiente gritaba que se trataba de un primer amor, uno muy cálido y sutil.
—El amor adolescente es muy dulce, ¿No lo crees?— Kim Jisoo, una compañera de trabajo que se encargaba de la caja registradora se apoyaba en el gran mueble cristalino y con las manos pegadas en su rostro, admirando a los jóvenes.
—Podrías tener razón, pero ¿no sería doloroso? Digo, ya que es la primera vez que aman. — Hice un gesto de preocupación.
— ¿Ehh? ¿Pero qué dices? ¡Si de eso se trata la juventud, de experimentar por primera vez diferentes sabores de la vida!— Una gran sonrisa se marcó en sus labios. Jisoo era aquella típica chica que a pesar de haber cumplido los dieciocho, seguía soñando con un chico perfecto; un príncipe.
—No discutiré nada con esa frase.
—¿Qué? ¿Acaso te lastimó tu primer amor? ¿O es que nunca has tenido?— Me observó detenidamente, de manera pícara.
—Tal vez... ¿La segunda pregunta? Hasta ahora nadie me atrae.
« O eso creo. »
—¡Vaya! ¡El chico nuevo prefiere seguir esperando!— Exclamó.
—Siento que sería lo mejor. ¿Y tú? ¿Ya lo buscaste?— Pregunté con una pizca de curiosidad. No me iba tan bien al entablar conversaciones con chicas, generalmente ni caso me hacían, tal vez porque terminaba tartamudeando, o también, porque les daba asco. Pero sabía que no todas eran así.
—Pues... No fue como esperaba. — Las palabras de Jisoo dieron un cambio y sonaba adolorida. — Pero dudo que quieras escucharlo.
—No, de hecho, quisiera que lo contaras, me agradaría ser cercano a mis compañeros. — Di una ligera sonrisa, tratando de otorgar aunque sea un poco de confianza.
—¡Orden lista! ¡Una tarta de fresa y dos capuchinos recién salidos!— Uno de los tres cocineros se asomó por la pequeña ventana y dejó el pedido a un lado, mientras tocaba dos veces el timbre.
—¡Ya voy!— Con cuidado levanté la orden y lo acomodé en la charola que traía, avanzaba a pasos no tan lentos ni tan rápidos para así no tirar la comida. No hacía mal en llevar las cosas de un lado a otro, por lo que en poco tiempo logré acostumbrarme. Jisoo se mantenía esperando, ya que no había empezado a contar su historia, hasta que terminé de entregar y volví a regresar en mi punto de partida, ella comenzó a hablar.
—¡Oppa! ¿Te parece si lo hablamos al terminar? No quisiera interferir en nuestro trabajo. — Mostró un ligero mohín. — Está bien, pero me tendrás que esperar, me dijeron que también tendré que hacer otras cosas antes de irme.
Pasamos toda una tarde trabajando, y mientras más pasaban las horas, la noche se hacía presente, junto con una cálida brisa y una Luna que no dejaba de destellar. Ese día no tuvimos tanta clientela, unos cuantos adultos y jóvenes era lo que se observaba en la habitación color durazno. La paz que brotaba de ahí me había incitado a elegir ese empleo, un cálido lugar que puedes disfrutar y sentirte relajado, alejándote de tus preocupaciones por un corto momento. El único punto malo era que en las temporadas de verano nadie visitaba la cafetería, por lo cuál cerraban durante esos tiempos y reabrían a finales de Agosto. O bueno, eso me decía mi jefe.
Otra cosa era que, como dije anteriormente, no era la primera vez que intentaba trabajar, para nada. Podría ser que no recordara mucho sobre lo ocurrido en mi adolescencia, ni lo que ocasionó que mi cerebro olvidara gran parte de ellas, pero existían pequeños fragmentos de estos en mi mente que me llegaban a dar una idea de lo que hacía en el pasado. Además, Jimin siempre me contaba todos los momentos que pasé a su lado durante la época escolar; yo trabajando de mesero, de repartidor, de promotor de ofertas en mercados... Simplemente yo, trabajando. Cada vez que mencionaba sobre mis recuerdos, él me entregaba una sonrisa pura y, con una pizca de amargura.
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Stigma. ||KTH|| EN PAUSA
FanfictionAlguna vez has pensado, ¿Por qué existe tanta maldad en este mundo? Y, ¿Cómo uno puede pasar de ser un ángel, a ser el mismísimo infierno? El pecado más grande que cometió Lucifer, aquél que fue desterrado e hizo que todos cayeran en tentación. Abra...