Décimo Primero.

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Tú.

12:46 AM.

JIMIIIIIIN

NO LO VAS A CREEEEER

ESTOY LLORANDO DE FELICIDAD, JODER.

.
12:52 AM.

Park

Sé que estás despierto

No lo niegues lol

.
1:05 AM.

Oh, ¿Entonces no lo estás?

Bien, iré temprano a tu departamento. ¡Tengo muchas cosas que contarte! 😆✨









[. . . .]







Apagué el celular, me puse mis pijamas de osito, y me acosté a dormir. A la mañana siguiente me desperté a las siete, lo único que agarré fue mi mochila de la universidad y mientras caminaba a hacia donde estaba Park, seguía sonriendo de tan sólo recordar que tenía otro amigo más. Era muy feliz, feliz de saber que los malos tiempos pasan.

Pero, algo que había olvidado, era que los buenos también tienen un fin.

Ya en su puerta, toqué el timbre. Pero nadie contestaba.


— ¿Jiminnie? ¿Estás despierto? Si no lo estás de todas maneras pienso entrar. Sabes que tengo una llave duplicada de tu departamento.

— ¡Y-ya voy! ¡S-sólo dame unos minutos! — Me extrañaba que Jimin se escuchara raro, tal vez lo desperté muy pronto. Por otro lado, me había quedado parado, esperando a que el contrario por fin diera por abrir la puerta.

— Perdón por tardar. Entra. — Park volvió a sumergirse en su cuarto y yo a penas había entrado, por lo que cuando volteé a observarlo, me percaté de que se hallaba sudando. — Ehh... ¿Jiminnie? ¿Estás bien? — Pregunté. — Sí, ¿Por qué la pregunta?

— Es que pareces muy agitado.

— Ah... Estaba haciendo ejercicio. — Respondió en voz baja. — No sé si creerme eso, ¿En serio mejoraste? ¿O sigues teniendo fiebre? — Nuevamente me acerqué para tocar sus mejillas.

— ¿S-sabes Tae? No es necesario que te acerques demasiado. Ya vez, cada que lo haces, la gente malinterpreta y...

— ¿Y qué? — Repliqué. — Que ellos piensen lo que quieran. Además, estamos solos. — Jimin se apartó de mí, dándome un ligero empujón. — Esto lo hago por ti, me preocupa que te esfuerces de más.

— Estoy muy bien, Tae. Confía en mí. — Su sonrisa era muy cálida. — ¿Y a qué se debe tu llegada tan de repente? — El rubio se sentó en la orilla de su cama, mientras mordía una manzana roja que traía desde el principio en su mano derecha.

— ¡Dije que quería contarte algo! ¿Acaso no leíste los mensajes? ¿Qué has estado haciendo?

— E-estuve descansando, obviamente... Pero en fin. Ya escúpelo, me dejas con la intriga.

Stigma.  ||KTH|| EN PAUSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora