Capítulo Séptimo.

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-¿Quieres salir a algún lugar? Digo, ya que estamos desocupados en este día.-Park me hizo una pregunta mientras estaba terminando nuestro desayuno y se sentaba para luego empezar a comer. Eran las once de la mañana, usualmente despertábamos tarde.

-En primera, ¿Tienes dinero?

-He estado ahorrando demasiado en estos últimos meses, no estaría mal agarrar un poco de ello.

-Oh, entonces sí quisiera salir, ¿Pero a dónde iríamos?

-Mhh, hay un pequeño parque de diversiones que acaban de abrir, podemos ir allí.

-¡Buena idea! ¡Y de paso podríamos ir a comprar algunas prendas!

-¿Prendas? ¿Para qué o qué? Ya tienes demasiada ropa.

-¡Eso no es cierto! Simplemente soy un hombre fino con necesidades de ropa nueva.

-Ajám, deja me arreglo primero y después vamos a tu departamento para que te arregles también.

🎠🎭🎡

Un carrusel lleno de hermosos colores y animales de plástico, venta de comidas dulces por doquier, y por supuesto, familias y parejas disfrutando de cada una de las atracciones.

Era la primera vez que asistía a un lugar como ese, personas riendo y siendo felices a mi al rededor, un montón de juegos increíbles, justo como me lo había contado Park. Lo primero que hice al llegar, fue quedarme anonadado para después brincar de la emoción, aquél chico de cabellos rubios tan sólo estaba detrás de mí, riendo tiernamente mientras yo seguía emocionándome como si de un nuevo mundo para mí se tratase.

- ¿Huh? ¿Qué es tan gracioso?- Escuché las risitas aumentando poco a poco, así que decidí voltear hacia atrás para observar a Park.

-Nada, es sólo la manera en la que reaccionas. Pareces un niño de cinco añitos.- Una hermosa y tierna sonrisa se dibujó en su rostro, conforme sonreía, sus ojos se transformaban en media luna.

-¡¿Y tú no te emocionas?!

-¡Claro que lo hago! ¿A qué juego te quieres subir primero?

-¡A la montaña rusa!-Señalé al juego pronunciado mientras gritaba.

Y ahí nos quedamos durante las siguientes cuatro horas. En ese entonces no comprendía el por qué le importaba y me daba tanto, cuando yo no le pude dar nada a cambio.

Si quería subir a las tazas voladoras, subíamos.

Si quería jugar en los bailables, jugábamos.

Si tenía hambre, compraba comida para los dos.

-¡Este algodón de azúcar está muy delicioso!

- ¡Tienes razón!

-¿Quieres un poco del mío? ¡Te dejará la boca azul!

-¡Por supuesto que sí!

-Disculpe... señor.- Una pequeña niña que vestía colores pasteles se acercó hacia nosotros, agarrando de la camisa de Park.

-¿Uh? ¿Pasa algo? ¿Te habrás perdido?

-¿Ustedes son papás?

Stigma.  ||KTH|| EN PAUSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora