Décimo segundo.

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Una enorme inquietud recorría mi piel, y ni sabía la razón. Ese simple rayón en la pared me incomodaba bastante, entonces tenía un millón de preguntas que me eran imposibles de responder. Aún estando en un pequeño colapso mental, avancé en pasos lentos y suaves hasta por fin sentarme en la silla desgastada. Observé atentamente las palabras al igual que las deletreaba uno por uno, toqué la pintura, parecía hecho desde mucho tiempo. Mis recuerdos después del incidente eran exactos, y entre ellas no reconocía aquél lugar, aquella situación.

Un sonido repentino de pasos se escuchaba cerca, no hice ningún movimiento, sólo oía con atención, hasta que una voz aguda intervino.

— ¿Taehyung? — Esa palabra hizo que reaccionara. — ¿Qué haces por aquí? Esto se ve muy peligroso, hay telarañas por doquier. — Movió su brazo izquierdo en un intento de quitar el polvo.

— Jimin, ¿Hemos estado aquí antes? — Seguía sin voltear a verlo, mi vista se mantenía en la pared. —¿Qué? No, es la primera vez que venimos a este sitio. — Comenzó a caminar hasta posicionarse detrás de mí.

— Y entonces... ¿Qué se supone que es esto?

— No tengo idea, Taehyung. Tal vez se traten de otras personas, pero definitivamente no estuvimos aquí. Anda, regresemos a la sala principal, me da mala espina el cuarto.

— Yo... Cuando me encontré con todo... Mi corazón llegó a latir muy rápido. No lo sé, me siento algo... Extraño.

— ¿Extraño? ¿En que... manera? — Tocó mi hombro derecho.

— Angustiado. Creo que es eso. Hace unos minutos me sentía feliz, ahora no sé nada.

Hubo un corto silencio. A no más tardar sentí unos brazos cálidos rodear mi cuello, en tanto una mano derecha daba palmadas ligeras a mi cabeza.

— Tranquilo, sólo estás cansado. Ven, en la sala esperaremos a que la lluvia termine de caer. — Nuevamente colocó su mano sobre la mía y me levantó del asiento, suspiré y mi vista se mantuvo ahora en el suelo. Veía nuestros pies avanzar hasta salir de la oscuridad del pasillo tan helado. Rápidamente eché una mirada hacia atrás, esa luz parpadeante se convertía en un diminuto punto brillante. Nos íbamos alejando. No le di tanta importancia a los restos de tablas de madera que se encontraban destrozados, pero llegué a tener un pensamiento de que tal vez y Jimin se preocupó por no saber dónde me hallaba.

Dimos unas cuantas vueltas hasta regresar por donde entramos, las puertas principales del hotel abandonado, hechos de cristal pero a la vez con quebraduras,  yacían empañados.  Jimin se acercó y las limpió hasta verse la calle empapada.

— Creo que no queda de otra. — Comentó Park, yo seguía sin hablar. Ambos nos sentamos en el piso húmedo, mirando la lluvia tras esas puertas cristalinas. Entre nosotros no se asomaba nada más que un  sencillo silencio.

De pronto mis ojos se sentían pesados, todo en mí se sentía pesado. Tanto, como si hubiera ido al gimnasio una semana entera cuando en mi vida había hecho ejercicio. Volteé a ver a Jimin, ya que parecía hablar sobre un tema, pero en unos instantes dejé de prestarle atención a lo que decía. Mi vista se tornaba borrosa, mi cuerpo comenzaba a perder el equilibrio y sólo tambaleaba, Jimin lo notó y lo escuchaba preguntarme cosas que no eran exactas, yo entrecerraba los ojos y, fácilmente caí hasta quedar en algo esponjoso.





Ich wusste nicht was passierte, es passierte einfach ohne Grund.

Jag visste inte varför det hände, det hände bara utan anledning.




Stigma.  ||KTH|| EN PAUSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora