Capítulo 7

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Ciel

Un bonito viernes, para una fea mañana. Detrás de las ventanas recién pulidas se desprendía un cielo azul, hermoso y el sol lo acompañaba en todo su esplendor.

Poe iba a poder salvarse por hoy, solo porque mi plática con Parker se alargó más de lo que pensaba. Tenía años que no asistía a una de esas cosas y no pensaba regresar a concursar por una tontería de ese tipo, la última resulto todo un fracaso y eso que aun ni le hablaba a nadie.

En fin, tengo más ganas de ir al centro comercial para comprar un tinte de cabello que de hacer drama. Ya tenía el resto de la tarde para eso.

Camine hasta mi casillero y llegando, de inmediato metí la llave en el candado; saque los trabajos que tenía que entregar la próxima semana, libros y uno que otro labial que dejaba por si acaso lo necesitaba, de todas formas ya tenía uno en mi bolso todo el tiempo, podría regresar esos a su lugar por ahora. Casi por cerrar la puerta, una nota resbalo del metal y me hizo saltar.

"¿Cuándo te caíste del cielo? Sorpresa, Ángel"

- Bromistas estúpidos- arrugue el papel y lo tire al piso, seguido de cerrar la puerta del casillero.

Recibir notas de ese tipo ya no era ninguna novedad y al menos esta vez lo que decía en el papel fue decente, ash, los adolescentes solemos ser tan idiotas hasta para cuando queremos darle un cumplido a alguien. Digo, a quien le va a gustar que le recuerden todo el maldito rato que su trasero es el más bonito de la escuela. Es estresante.

Empuje la puerta para poder salir y la gran cantidad de luz me obligó a bajar los lentes de sol. Vivir cerca de san francisco no es muy bonito cuando el clima está en constante cambio, ahora el suéter estaba haciendo que sudara. Aun podía ver cómo la gente hablaba entre ellos o se subían al autobús escolar. Busque a Poe entre la multitud y no apareció. Maldito escurridizo, es como una de esas arañas que aparecen en las esquinas de los cuartos y cuando intentas matarlas siempre tiene que desaparecer. Tendré que buscarlo el lunes.

Sin una pista de Poe, o de Allison y Carly, no me quedo otra opción más que matar el tiempo en lo que el auto de mi papá aparecía por alguna parte para recogerme. Camine para ponerme bajo la sombra de un árbol y antes de que pudiera estar cómoda, encontré la cara del popular orgullo familiar hermano mayor idiota, recargado en la puerta de su camioneta.

Alex, mi querido hermano mayor se había tomado el tiempo necesario para recogerme.

Llevaba unas gafas y un conjunto de tonos negros, en realidad vestía como un viejito. El suéter de tortuga que le tapaba el cuello y el pantalón negro le restaba dos años menos de los que tenía. ¿Cómo demonios no se moría de calor?, si Allison se hubiera quedado conmigo al final, abría soltado uno de esos cumplidos que tanto le gustaba decir sobre de Alex y el buen cuerpo que tomo en la universidad.

Cruzo sus brazos cuando me vio ir hasta la camioneta, soltó una sonrisa apática y me saludo como si fuera un loco. Es más grande que yo y sigue sin madurar, Dios. Sin muchas ganas de regresarle el saludo camine de mala gana hasta donde estaba su camioneta estacionada.

- ¿Qué tal, Regina George? – celebro tan feliz.

Le mostré el dedo corazón y el soltó una carcajada.

- Quítate que me quiero subir, Bart Simpson - le sonreí de la misma manera.

Mi hermano levanto sus manos al aire y se hizo a un lado para que me pudiera subir a la camioneta. Le di una mirada de disgusto.

- ¿Ya te vas a subir?

- Que feo carácter tienes, Regina.

- Si, si, ya cállate y vámonos.

Cuando vas a besarme...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora