Capítulo 15: Como una cita

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Buscó su teléfono celular en el caso de que haya algún mensaje que no pueda obviar, pero solo encontró mensaje de Francis dándole recordatorios estúpidos como, "No olvides cepillar tus dientes", "Usa el perfume que te recomendé, a mi me funciona", "No olvides los preservativos, cuidarse es primordial". Una expresión de incomodidad y enfado se apoderó de su rostro al leer el último mensaje. Era absurdo pensar que hoy harían algo como eso, apenas si se besaron, si es que eso se podía catalogar como beso, ¿por que lanzarse tan rápido a revolcarse en la cama? El francés sin dudas tenía problemas. Simplemente ignoró los mensaje deslizándolos de la barra de notificaciones, se arregló un poco el cabello frente al reflejo que se veía en la inmensa ventana de un local de ropa, aguardando a qué su "cita" llegará.

El problema de pasar mucho tiempo con Francia es que suele llenarte la cabeza con cursilerías y le encuentra el lado romántico a cualquier cosa, eso hacia que se generará ilusiones que obviamente debía evitar. Sí, Martín lo besó, y sí, estaban a punto de tener una cita, pero eran solo los primeros pasos, tal vez en algún futuro cercano algo salga mal o tal vez ambos se den cuenta de que realmente no funcionaría una relación amorosa entre los dos.

Sí, su lado pesimista lograba contrarrestar todas las ilusiones que Francis le había provocado, mantener una estabilidad entre un "¡Si! ¡Seremos novios!" y un "Hay muchas posibilidades, tal vez no funcione" era fundamental en ese momento.

—¡Buu! —Sonó fuertemente detrás suyo, unas manos tomaron bruscamente su cintura, con la intensión de asustarlo, lo que eventualmente había funcionado. Volteó encontrándose con un rostro joven y sonriente, se hubiera enfadado por el susto que le había provocado Martín, pero el chico se veía tan energético y entusiasmado que no quería arruinarlo con quejas tontas.

—Ya era hora de que llegarás —Reprochó con un sonrisa ladina.

—No tarde tanto —Se defendió—. Acordamos a las 8, son las 8:23 —Miró la pantalla de su celular para confirmarlo y la acerco a la cara del inglés, para que viera que no mentía.

—Fue casi media hora —Volvió a reprochar.

—Bueno, se me pasaron unos minutitos —Le restó importancia haciendo un ademán con la mano— Vamos, che. Acabo de pasar por un cine y vi en la cartelera que iban a pasar una re buena —Habló con entusiasmo mientras tiraba del brazo del mayor.

—¿Una película? —Inquirió sin moverse ni un centímetro a pesar de los esfuerzo del argentino por atraerlo— ¿No te parece un poco... cliché? —Cuestionó torciendo el rostro.

—No —Sentenció—. Callate y vamos.

—Martín, en realidad esperaba que hicieramos alguna actividad que nos permitiera entablar una conversación... ya sabes —Dijo mirando el suelo, atorandose con sus palabras—, se supone que una cita es para conocernos mejor

—Podemos hablar de la película cuando salgamos —Rió, consiguiendo una mirada molesta del mayor—. Dale, después hablamos todo lo que quieras. Vamos que ya va a empezar —La inusual emoción del joven por ver una película y hizo que el mayor torciera un gesto confuso pero tierno.

Martín lo sujeto de la muñeca y cuál niño queriendo llevar a su madre a una jugueteria, arrastró al inglés varias cuadras hasta al cine que anteriormente había mencionado su compañero. El establecimiento era lindo, algo pequeño pero llamativo, las carteleras ponían películas ya estrenadas hace años y otras recientemente, no estaba muy enterado de que película verían y tampoco se le ocurrió preguntar, simplemente siguió los pasos del argentino sin cuestionar nada.

Entraron a la sala con la pantalla grande, no había mucha gente en el lugar y ya estaba a punto de iniciar, así que suponía que sería muy aburrida, genial, que gran perdida de tiempo, Martín.

—¿Estás seguro de que no podemos hacer otra cosa? —Preguntó en un susurro—. Todavía puedes arrepentirte.

—No, viejito lindo. Ya pagué el pochoclo y las entradas —Respondió atragantandose en palomitas de maíz.

Arthur suspiro resignado, era un hombre de películas, siempre le apasionó el cine, así que, ¿qué tan malo podía ser?
Bueno, estaba muy equivocado. La película no solo era mala por los guiones y el argumento principal, sino que era aburrida y exageradamente dramática. Por algún motivo el protagonista y su novia lloraban todo el tiempo y Arthur no logró entender el porque ya que en ningún momento logró atraer su interés.

Bostezó recargando su cabeza sobre su mano y apoyando el codo sobre el apoyabrazos del asiento, hubiera seguido en limbo mental si Martín no hubiera forcejeando para hacer a un lado su cabeza y poder tomar su mano, entrelazando los dedos. La acción fue tan repentina que el inglés apenas las proceso, sus mejillas tomaron algo de color al sentir la piel del joven y cuando lo busco con la mirada, lo único que encontró es un rostro rojo y fruncido, con lágrimas brotando de ambos ojos y la mirada fija en la pantalla, ¿de verdad esa tonta película lo había hecho llorar? El inglés sentía que quería golpearse el rostro y caer desmayado para no tener que soportar esto.

El propósito por el cual Martín había sujetado su mano no fue romántico como Arthur había creído. El argentino llevó la mano del inglés hacia su rostro y se limpio los mocos que brotaban de su nariz, como si su mano fuera algún pañuelo descartable.

—¡Martín, que asco! —Gritó enojado, arrebatanndole la mano y limpiandosela con su ropa.

—Perdón, no compré pañuelitos —Dijo con la voz angustiada, mientras limpiaba los restos de agua que caían de su nariz.

—Agh, ¿podríamos irnos? —Preguntó irritado—. Esta película es tan aburrida que casi me duermo. Juro te pagaré el dinero de la entrada, pero por favor vámonos —Se levantó de su asiento sin siquiera esperar una respuesta del menor.

Martín soltó algunas palabras a su espalda pero no logro oirlas y tampoco le importaba, estaba enojado, parecía que el joven buscaba estropear está salida a propósito. Salió de la sala de cine, sintiendo como el argentino lo perseguía, tratando de llegar a su paso, pues el inglés caminaba rápido. Miro el reloj en su muñeca izquierda, que marca las 09:10 de la noche y bufó. Martín llegó hasta donde estaba, aún con el bote de pochoclos, aunque estuviera vacío.

—Ey, cejas —Llamó, poniendo una mano sobre su hombro, Arthur sintió una leve corriente eléctrica pasando por su cuerpo, aún no estaba acostumbrado al contacto físico con el menor—, ¿qué pasa, che? Ya sé que la peli no era un éxito en taquilla, pero apiadate de mi bolsillo —Pidió posicionándose frente al inglés—, ¿vos sabés lo que hay que remar para llegar a fin de mes en Argentina?

—No estoy enojado porque la película sea mala, Martín —Respondió, quitando la mano del menor de su hombro—. Es solo que esperaba que este encuentro entre los dos sea... no sé —Desvió la mirada—... algo más entretenido —Escupió bruscamente, como si no hubiera encontrado la palabra que realmente quería decir, sus mejillas tomaron un leve color y no pudo hacer más que alejar aún más la mirada.

—Bueno —Comenzó el argentino, también bastante perdido en el vocabulario—... si querés nos vamos. —El inglés lo miró e inmediatamente asintió.

Ambos salieron del cine, es increíble como un buen y agradable momento puede volverse tan tenso y silencioso. Ambos caminaron entre las personas, como si estuvieran conectado o como si pudieran leer sus mentes, emprendieron marcha en la misma dirección. Ninguno dijo nada, las calles no estaban tan llenas como antes de que entraran a ver la película.

Solo se limitaron a caminar, en silencio.

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Hola mis reinas, me pone muy feliz que les guste la historias y me encanta leer sus comentarios jsjajsja

Hasta me dan ganas de terminar la historia :') Me agarró la inspiración así que estoy terminando algunos caps que me habían quedado por la mitad.

Cartas Anonimas [ArgUK] (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora