Capítulo 6: No era lo que esperaba

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¿Cuánto tiempo habrá pasado?.

Dos meses, Arthur lo tenía bien anotado en su cabeza, como si alguien se lo hubiera tatuado o como si él mismo se hubiera recalcado una y otra vez el tiempo que llevaba con ese tonto juego. Suspiró, sus cartas se hacían cada vez más cursis, pero en cada palabra que escribía sentía un desahogo gigante. Se sentía bien con eso, pero sabía que podría sentirse mejor.

Esa semana había sido algo complicada, Martín cada vez sospechaba más y eso era preocupante, aunque tampoco le sorprendía, sabía que llegaría este momento.

El argentino buscaba impaciente a esa persona anónima en la escritura de todo aquel que estuviera cerca, y la desilusión en su rostro al darse cuenta que no era la persona que buscaba era más que notoria. Eso sólo le retorció el estómago al inglés.

Le ocasionaba una extraña sensación pensar que eran sus cartas las que mantenían inquieto a Martín, y al ver estas acciones del latino le hacía desear cada vez menos el decirle sus sentimientos. Había lastimado mucho a ese joven durante muchos años, no le gustaría romperle el corazón una vez más.

Aunque él mismo sabía, que entre más tiempo pasará, más difícil sería decirle la verdad, sin embargo, tampoco se sentía lo suficientemente listo para confesar sus sentimientos, y conociéndose bien, sabía que no lo estaría en un largo tiempo.

Había pasado bastante tiempo con Manuel en esos últimos días, lo cual no ayudaba mucho, ya que ambos eran igual de ignorantes hacía el amor. Pero al menos tenía a alguien con quien hablar de su maniático amor hacía su enemigo

Con la ayuda del francés, redactar sus cartas ya no se hacía tan difícil, incluso se había vuelto algo muy sencillo y entretenido, además, ya no le provocaba dolor en sus manos... ni en su cabeza.

¿Y ahora? Ahora sólo disfrutaba de una agradable brisa en un parque, junto a su incondicional amigo Manuel, mientras trataba de escribir su próxima carta. A veces estar al aire libre le ayudaba a pensar, estimulaba su imaginación y se hacía más fácil escribir.

—Manuel —Llamó al chileno, el aludido levantó la cabeza— ¿Crees que podría incluir alguna laguna y hacer referencia a él? —Él chileno lo miró con la ceño fruncido, sin entender nada de lo que había preguntado.

—... ¿Qué? —Exclamó.

—Yo me refiero a hacer referencia a la paz y tranquilidad, como el ambiente de una laguna —Explicó.

—No te acercás para nada a lo que en realidad es Martín —Advirtió sin darle mucha importancia, Arthur se quedó pensando por unos segundos— ¿En las lagunas hay sapos? —El inglés lo miró extrañado por la pregunta.

—Supongo que sí —Respondió sin entender.

—Entonces sí —El chileno volteó la vista y el rubio miró su hoja, sin entender a que se refería—. Y hablando de sapos —Dijo, haciendo que el inglés levanté la vista.

A lo lejos se podían ver al argentino y al brasileño caminando en esa dirección, Arthur clavó su mirada en el más alto de los dos y cuando quiso darse cuenta ya estaban demasiado cerca, pasando por enfrente de ambos.

Otra persona se acercaba corriendo, no pudo distinguir quién era, pero cuando llegó hasta donde estaban empujó a Martín consiguiendo que caiga encima del inglés y el chileno. Fue un momento de shock total para el británico, tal vez fueron unos segundo, pero no podía negar el contacto que tuvo con el menor.

—¡Francis! —Gritó enfadado el argentino, rompiendo los oídos del inglés.

En ese momento cayó en la cuenta de lo que pasaba: ese idiota lo había hecho a propósito. Pudo escuchar las quejas del chilenos y algunas palabras del francés, el argentino trató de acomodarse para salir de encima de ellos y el británico buscó su rostro. Accidentalmente había dejado su libreta abierta, dejando expuesto todo lo que había escrito y debido a la incomodidad de tenerlo encima, inclinó la libreta y Martín vió la escritura.

Cartas Anonimas [ArgUK] (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora