Escape

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El crujir de los huesos al romperse y la carne al ser masticada me hicieron sentir enfermo, la sangre desparramada por el suelo llegando al agua escurriéndose lentamente convirtiendo aquel pantano en una laguna sanguinolenta, me hicieron querer gritar, sin embargo, en un instinto de autoconservación no hice ningún ruido, me quedé completamente quieto, sin poder apartar la vista de aquel lugar, a unos metros se encontraba una aldea o lo que quedaba de ella, el olor a muerte comenzó a esparcirse haciendo que mi estómago se revolviera.

Pero logré aguantar, no vomites me dije, una y otra vez no te muevas o terminaras como ellos, hecho una masa roja irreconocible, con las vísceras expuestas siendo acariciadas por las moscas que comenzaban a juntarse.

El sonido de un gruñido de la bestia me hizo tomar fuerza cálmate, cálmate, el pánico recorría cada parte de mí solo quería salir de ahí, pero cualquier movimiento lo alertaría y me mataría sin dudarlo ni un poco, sobre todo porque él me odiaba, aunque en ese momento eso era lo que menos me preocupo y ahí en medio de mi ataque de pánico, escuche la voz de Wuya, igual que yo asqueada ante la escena, aunque un poco menos alterada.

― ¿Qué? ― la voz de ella sonó algo temblorosa al hacer la pregunta.

―Me deshago de los inconvenientes estos solo estorbarían, intente razonar, pero no querían entregar el shen gong wu, decidieron morir ― la voz gruesa y monótona me hizo darme cuenta que realmente no veía como algo grave lo que acababa de hacer, matar parecía tan natural para él.

―Más vale que te hagas aun lado debo deshacerme de los cadáveres comienzan a ser desagradable su olor― el sonido de la magia revolviendo a su alrededor el gemido un poco alterado de Wuya todo parecía un maldito sueño, una pesadilla, pero no, estaba mirando esto, había presenciado una masacre en vivo, los gritos aun rezumbaban dentro de mi cerebro y ese sonido el de la carne siendo separada, los huesos triturados...

En un parpadeo ya no había nada, ni un rastro de las casas como si aquella aldea nunca hubiera existido, los vi conversar de algo, pero mi mente estaba fuera de sí, fue entonces que escuche a los monjes bajar decir lo mismo de siempre y mencionarlo.

—Chase Young, prepárate para una derrota...—era mi oportunidad mientras la batalla estaba debía correr irme y con suma cautela llame a mis Jackbots para irnos, ya no me importaba el Wu, yo solo podía pensar que no quería morir.

Todo eso era lo que me traía a este momento del tiempo mientras mis robots estaban recogiendo todo con rapidez, es bastante obvio que nunca he sido una persona extremadamente valiente, con un sentido muy grande de conservación.

Y aunque muchas veces puede que sea bastante torpe, tengo mis limites, con respecto a cuándo inicio todo esto realmente, en un punto perdí la visión de lo que me estaba enfrentando, considerándolo un juego de niños, después de todo nunca nadie había salido dañado demasiado.

Pero ahora la realidad me había golpeado nuevamente sacado el aire de mis pulmones, haciendo temblar mi cuerpo, ellos son el verdadero mal, la terrible escena había pasado hace solo dos días, pero había podido arreglar todo y mientras rogaba a un dios invisible que nadie me buscara, pero para mí buena suerte recordé mi mala fama que en este momento me jugaba a favor.

¿Quién podría buscarme? Tal vez Wuya una vez más en busca de algunos de mis propios artefactos como ya había pasado antes, pero aun así resultaba algo improbable, salvo que ella no encontrara alguien mejor para sacar provecho, aunque por su actitud esas puertas se estaban cerrando cada vez más, pero ese no era problema mío.

Empaque yo mismo algunas cosas ahora ―bien solo queda este asunto ― Si quería irme había que deshacerme de todo, pero había varios problemas con esto, el primero es que si los veía me arriesgaría bastante a ser descubierto, así que tome una decisión y me dirigí Tokio, bueno era mi mejor opción pensando claro que el Sr. Tohomiko no decidiría sacarme rápidamente de ahí después de las cosas que pasaron.

Para mi buena fortuna no pasó nada realmente malo, la caja fue recibida junto con una nota para los monjes, él me dijo que efectivamente entregaría el paquete por mí, eso fue un alivio al final solo había dado las gracias, esperaba entonces que los monjes cumplieran mi única petición.

Me dirigí a mi nuevo destino, después de toda mi antigua casa ya había sido desechada, solo tenía que decirles a mis padres que ya no quería vivir ahí porque me sentía inseguro y ellos movieron todo para que la casa fuera vendida, también comenzarían a buscar un mejor lugar para mí, tal vez un apartamento o una vivienda más cerca de la ciudad para no tener que estar tan apartado.

Sin embargo, en lo que eso sucedía mi tío me hospedaría, era raro si, casi no tenía contactos con mi propia familia, pero todos los adultos parecían tan ocupados con sus cosas, por lo menos Megan estaría ahí, aunque ella comenzaría a interrogarme, era demasiado lista para su propio bien, aunque aún no sabía si podría contarle la verdad, ella es demasiado pequeña, no como antes, pero no necesita cargar con toda esta basura, así que como siempre estaba solo, ya debería estar acostumbrado.

Al final solo espero poder tener una noche de sueño tranquila y no ser despertado por las pesadillas que me estaban acosando cada que cerraba los ojos, necesitaba una buena noche de descanso para poder dar el siguiente paso en esto.

No es fácil huirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora