Peticiones peligrosas

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—Debes estar bromeando, dime que no me estas pidiendo eso — quería decirle que no pero que podía hacer, era la verdad.

—No lo estoy

—No te dije que no quería verme involucrado, estoy prófugo — esto último lo dijo como un intento de broma, para relajarse.

—Yo — hizo una pausa —No quiero que esto nos golpee sin estar prevenidos para poder hacer algo y te afecta lo sabes— él suspiro con resignación, asumió que eso era un sí.

—Mira, no digo que pueda hacerlo, pero lo intentaré, té estaré mandando detalles de cualquier avance, porque por mucho que te aprecie no me voy a aparecer por ahí—

–Jack, él vino— no planeaba decir eso por ninguna razón, pero la ansiedad le ganó y no pudo contenerse, el otro capto el mensaje, no era necesario un nombre.

—¿Qué hizo esta vez?

— Lo mismo de siempre, sin embargo, no sé si es porque ahora soy consciente de lo que puede hacer, pero tengo la sensación de que él sabe lo que pasa y en cierta forma creo que provocará algo, solo para poder empujarme — una risa nerviosa se escuchó, no le dio nada de aliento, ni nada similar.

—no te lo dije, tú eres fuerte, cualquier maldita cosa que haga no será tu culpa, mantente en el camino.

—yo, no quiero mantenerme en mi camino, ya no, quiero irme de aquí...— ahora era el turno de Omi de sentir la debilidad cruzarlo por completo, esto hizo que se sintiera fuera de lugar, el débil siempre había sido el genio, el inseguro y por supuesto el cobarde, sintió una gran pena por el monje.

—Escúchame, está bien quererse ir, sobre todo al no tener idea de que pasará, está bien llorar yo lo hago más seguido de lo que es necesario ¿No me lo dijiste?, además si quieres desaparecer nos reuniremos y seremos prófugos juntos ¿Qué te parece? —la risa del otro lado lo calmó un breve momento.

—No eres débil, no eres nada de lo que él te ha dicho — de repente la plática tomo otro rumbo

—¿A qué viene eso hombre? — no es que esperara un halago de nadie en el conflicto mucho menos de Omi, se sentía tan raro e incómodo.

—Tenía que decírtelo, él no puede apreciar las buenas cosas que tienes

—oh, basta estás haciendo esto incómodo y mira si es que tengo algo, que no estoy admitiendo nada, prefiero que no lo note nunca y sabes por qué— antes hubiera dado cualquier cosa para ser apreciado, sobre todo porque consideraba al hombre alguien admirable desde un punto de vista infantil, era el malvado entre malvados, ahora entendía la implicación y no le gustaba mucho.

—Lo sé, es solo que me estas ayudando y lo has hecho antes y nunca pude decir nada amable

—¿para que necesitas decir algo amable? No le tomes tanta importancia, además eso nos da una ventaja, vamos el piensa que te presionará al lado malvado, si puedes haz que Kimiko tomé una foto de su cara cuando vea que no será así, me alegraría el día la imagen — en parte era broma, pero estaba seguro de que Chase no estaría contento con su intervención la cual arruinaría otro de sus planes para hacerse con Omi.

—Así y promete que salvaras mi trasero pálido, porque enserio creo que me destazará cuando sepa — quería escucharlo del monje porque si no retrocedería como siempre y se escondería en las sombras para no contestarle nunca más.

—Sabes que lo haré, todos lo haremos

—¿Palabra de Monje Xiaolin? —la risa de Omi se hizo un poco más alta, por lo menos lo había sacado de ese ataque de pánico anterior.

No es fácil huirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora