Mentiras Piadosas

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El escalofrío le recorrió la columna, no era una buena señal, corrió de regreso al templo, había estado en la colina tratando de aclarar sus pensamientos, el cambio se había dado abruptamente, pensó enseguida que el gran evento comenzaría y ellos no estaban preparados.

Cuando llego los monjes del templo, los mayores, estaban ahí junto con sus compañeros y las caras sombrías le quitaron toda confianza que pudiera conservar.

—Es hora de conversar de algo pequeños — miro al hombre que habló, no era alguien conocido su ropa le indico que era de otro santuario, fueron llevados entonces a la sala de meditación general, el maestro Fung se sentó a su lado, era obvio que sentía su consternación o que por lo menos lo imaginaba, la plática que tendrían ya la suponía, pero se negó a creerlo.

—Son niños no lo permitiremos— obviamente aquellos que lo habían criado protestarían, todos eran sus hermanos, sus padres, sus compañeros, por esto se horrorizaron ante las palabras de sacrificio, de muerte por el bien de los demás.

—Son los elegidos es su responsabilidad

—Encontraremos otra manera — la suave voz de su maestro se estableció, todos ellos estaban callados, el Monje Guan se los dijo, ellos mismos no querían que pasara, pero el camino se cerró.

—No hay otra, es egoísta querer protegerlos sobre el bienestar del mundo —

—No los trajimos aquí para criarlos como sacrificio — a pesar de ser todos educados desde la tierna infancia, se sentían indignados por las palabras de esta persona que igual que ellos había sido criado en este camino, sin embargo las posturas eran contrarías.

—Su deber es proteger el mundo, aun a costa de su vida, es lo que es, deben ir o todo lo que conocemos perecerá— fue un lindo intento tratar de protegernos, pensé que Raimundo o tal vez Clay protestarían, hace poco estaban tan en contra, las suaves persuasiones entonces del hombre aparecieron germinando en el corazón de mis compañeros.

Es por tu familia, por los que conoces, por la gente que amas, era como una clase extraña de hipnosis, el discurso fue metiéndose en sus mentes, la resignación apareció en sus rostros, es por un bien mayor, me quedé estático sin entender que estaba pasando en esta habitación, intenté decir algo, pero no pude, esto no era normal.

—Y tú Omi debes comprenderlo mejor que nadie, siempre has sido monje sabes cuál es tu misión —había estado bajo el influjo de una persona con años de habilidad persiguiéndome, no caería con esto, sin embargo, decidió fingir que estaba de acuerdo que comprendía.

Todo fue dispuesto para su misión demasiado rápido, un silencio solemne se instaló en el lugar, él solo miró hacia el cielo, pensando en que era lo que realmente debía hacer ¿Estaría bien intentar huir? No sentía que fuera justo nada de esto, ¿Por qué solo ellos? ¿Por qué en todos esos años no buscaron otras alternativas?

Antes de irse pensó una última vez en Jack, en su destino, sentí un dolor muy dentro de mí, ya que la posibilidad de que estuviera muerto era alta, le prometí que le protegería, no lo logré, el sabor del fracaso le hizo sentirse pesado.

El viaje no fue mucho mejor, su corazón latía con fuerza, estaba asustado al igual que los demás ¿Quién podía culparlos? Cualquier persona estaría igual, las cosas no mejoraron, el panorama comenzó a ponerse desolado, la temperatura aumento, era como una tormenta que se extendía acabando con todo lo vivo transformándolo en cosas aberrantes, lo que antes había sido un pájaro ahora parecía una masa de carne deforme con diferentes malformaciones, retorciéndose, no pudo mirarlo más tiempo, ¿Era eso porque solo los elegidos podían ir? Tal vez intentaron de otra manera y el único resultado era ese.

No es fácil huirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora