De relaciones sin nombre

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Había crecido en el templo, ya que él era un huérfano, fue tratado con mucha amabilidad, aunque la mayoría de los monjes ya eran adultos o por lo menos tenían unos diez a veinte años más que él, por lo que su interacción con ellos era complicada, se desarrolló con disciplina y orgullo, sin embargo, había cosas que no podían ser llenadas, cuando supo que era un elegido su pecho se hinchó de orgullo, él lo sabía ahora, era bastante soberbio o lo había sido la mayor parte de su infancia.

Cuando llegaron los demás fue un duro golpe a su ego, más cuando no había sido elegido para ser el líder del equipo, hubo demasiada tensión en esos momentos, no podía hablar de ello con sus compañeros, obviamente porque sería mal visto, sin embargo, había ido con una persona que le escucharía y no lo juzgaría o no en voz alta.

Su extraña interacción con Jack se había vuelto más cercana cuando Wuya tomó el mundo, las visitas se volvieron más frecuentes cuando Jack se quedó completamente solo, cualquiera pensaría que el intentaría nuevamente arrastrarlo al lado de los buenos, pero no, Omi solo buscaba un poco de compañía comprensiva.

Si bien tenía a sus amigos, como había dicho existían cosas de las cuales no podría hablar con ellos, mucho menos con el maestro Fung, así que extraño como parecía terminaba hablándolas con él.

El Chico era muy hábil con una agudeza bastante inusual y sabía muy bien cómo moverse ante una mentalidad como la suya, al principio era desconcertante sobre todo por la imagen torpe que tenía del pelirrojo, cuando le dijo lo de Raimundo y el creciente malestar que tenía por ese ascenso el solo había respondido.

—¿Por qué te estas preocupando por eso? Es normal que te sientas así, toda tú vida te llenaron la cabeza de que eras un elegido y esa mierda, es normal que te sientas defraudado, esos sentimientos negativos te hacen bien humano, Bola de queso, ¿Qué esperan de ti? ¿Qué te sientas completamente bien con eso? Vamos ¿Quién rayos podría?, no te sientas presionado a sentirte bien —

Raro como era, aquellas palabras aligeraron su carga y le ayudaron a continuar con su camino, ellos dos se apoyaron sin decirle a nadie, nunca pensó que Jack fuera realmente malo, pero tampoco podía afirmar que era bueno, era diferente, tan solo eso.

Él había sido el primero en notar la falta de Jack, de hecho, podía visualizar completamente el primer encuentro en que no lo vio, fue en un lugar pantanoso, la ubicación exacta no la recordaba viajaban demasiado seguido, ese día habían estado Wuya y Chase en el lugar apenas antes de que ellos llegaran, cuando comenzó la pelea por el shen gong wu los que participaron en el duelo Fueron Raimundo y Clay, dejándolo a él y kimiko como los observadores, mientras eso ocurría miró alrededor, ni un rastro de un robot o la presencia del otro.

No era muy normal, aunque un enfrentamiento iniciara Jack se quedaba mirando con ellos y luego se retiraba, un sentimiento de incomodidad se acentuó en su cuerpo, si hubiera hecho caso tan solo a su primer instinto de ir a ver como estaba, podría saber que pasó, pero no lo hizo o mejor dicho no pudo.

El maestro Fung les dio una lección extra de entrenamiento, así como tareas nuevas, por lo cual terminaron bastante noche, los días posteriores fueron muy similares.

Cuando sutilmente les hizo ver que Jack no estaba las reacciones fueron completamente disímiles, pero todos se preocuparon un poco por el chico, también por razones diferentes, sin embargo, solo Kimiko y él sentían que algo no estaba del todo bien.

Con el transcurso del tiempo pasó de estar preocupado a enfadado, el otro chico solo le había dado un mensaje críptico con su compañera, y pesé a que habían estado conviviendo bastante bien, no hubo un adiós, ni una razón, ¿Quién podía culparlo? Se acercaron mucho y por lo menos esperaba la cortesía de una despedida.

No es fácil huirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora