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Tony despertó. Y ante la aunque no sorpresiva, pero si angustiante desventura en su futuro cercano se sumergió en un melancólico análisis de la vida. Las cosas realmente habían ido mal para él.

Había sido un camino difícil el que había recorrido hasta llegar a aquella situación. El hombre debía reconocer que gran parte de las veces en las cuales las cosas resultaron desastrosas fue él quien las provoco (poco recordaba ya de eso, la mayoría del tiempo estuvo ebrio) sin embargo en otras tantas fue el destino quien las torció para arruinarlo (¿Habría algún Dios, conocido de Thor quizás, contra el que cargar?).

Por ejemplo, ¿Qué culpa tenía Tony de ser él hijo de su padre? ¿O que este se fuera a morir junto a María cuando apenas era un jovencito? ¡Y no hablemos de Obadiah! Tantas cosas habrían sido diferentes para él si alguna de estas tres variables se hubiera visto alterada.

El amor de padre, tiempo para crecer (¡La opción de elegir!), o el consejo de un buen mentor.

A lo mejor, ahora ni siquiera estaría flotando solitariamente en medio del espacio.




— Ustedes dos detengan esta absurda discusión. —ordeno la mujer observando con disgusto a su amigo y capitán de la Milano aventar una herramienta a la peluda cabeza de Rocket.

— ¡Agresión! —grito este, apuntándolo conmocionado—. ¡Agresión física!

El hombre rio desdeñosamente, observando a la criatura con falsa impresión.

— ¡Que alguien llame a la protectora intergaláctica de mapaches! ¡Oh, es cierto! No existe, ¡Porque a nadie le interesan!

El tronco sentado curiosamente frente a ellos bajo por un momento su videojuego y los observo. Rocket había echado sus orejitas hacia atrás, indignado.

— Vuelve a decirlo Quill, te reto. —escupió entre dientes.

Peter lo miro risueñamente y se sobo las manos.

— Peter. —ella volvió a interceder.

— No vuelvas a poner tus pequeñas y... tiernas manitos en mi nave. —dijo. Luego sonrió—. Pequeña rata bípeda.

Rocket lanzo un grito de guerra antes de aventurarse por la pistola laser sobre el panel. El joven árbol volvió a su videojuego resoplando un muy bajito "Yo soy Groot" cuya entonación provoco una exclamación sorprendida en la dama de cutis verde.

Ella, decidida y claramente molesta, pateo la pistola de la mano de Rocket y arrebato el videojuego al rebelde Groot.

— Voy a... —inicio su amenaza, más guardo silencio al notar la extraña conducta en Drax y Mantis. Ambos conversaban escandalosamente, no entre ellos, más bien hacia el cristal que daba hacia la magnificente galaxia.

— ¡...Y entonces Quill fue apuñalado por esa Kree! ¡JA, JA, JA!

Mantis resollaba de la risa a su lado con una mano en el hombro del destructor.

— ¡Sí! ¡Es un degenerado! JA, JA, JA.

Ahora el par tenía también la atención de Peter y Rocket. Gamora camino hasta ellos, con cautela y cierta duda los hizo fácilmente a un lado dejando al descubierto el otro lado de la ventana cuyos cuerpos habían estado tapando.

Retrocedió varios pasos debido a la impresión y escucho vagamente a Peter contener el aliento, alucinado.

Un hombre le sonreía pícaramente desde el otro lado. Allí, flotando elegantemente y con su cabello oscuro ondeando, lucia tan atractivo que dolía mirarlo. Su aspecto era similar al de Quill y algunas buenas gentes de Xandar, pero a la vez sumamente diferente. Ninguno de los anteriormente mencionados se veía tan esplendoroso o magnifico ni en sus mejores días.

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