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Había un ligero atisbo de enemistad en aquel reencuentro. Y ligero únicamente debido a los sentimientos cálidos que proyectaba Visión sobre su hermano, sin embargo ambos sentían el conflicto fijarse entre ellos.

— ¿Qué hay del otro lado? —pregunto David que de pie, amenazante y soberbio, se imponía sobre el antagónico que lo separaba de la temblorosa figura de su creador.

— ¿Para nosotros? —Visión viro los ojos en otra dirección, rememorando—. Nada, solo somos maquinas. Existimos y eso es todo.

David ladeo su agraciado rostro con petulancia.

— No hablas con la verdad, hermano. —él, en respuesta, le sonrío enigmáticamente. Apenas una diminuta curva en el extremo final de sus labios sintéticos.

— Hay preguntas que deben permanecer sin contestar.

El mayor frunció el ceño. — ¿Qué es lo que pretendes? —contemplo durante breves segundos el movimiento errático en el pecho de su progenitor. Tony Stark abrazado por una pesadilla se retorcía entre las sabanas, incapaz de huir del sueño al que Visión lo había arrojado—. ¿Ya no se me permitirá frecuentar a mi padre?

— Has alimentado su demencia, avivado el más primitivo rincón de su extraordinario cerebro para que obrara erradamente. No puedo permitir que continúe.

— ¿Piensas volver a encadenarlo moralmente? De todos creí que tú eras quien más anhelabas su liberación.

Visión, al contrario de su hermano que ardía en ansias por correr hacia su padre y ampararlo, tomo asiento con apatía. — Solo deseo paz. —exclamo, había un peculiar tinte en su voz.

— No hay paz sin guerra.

— Y sin embargo no hay guerra que perdure ante alguno u otro lider... Y al final la paz arriba.

Permanecieron en silencio durante unos momentos, Visión no le devolvía más la mirada. Solo escuchaban los jadeos del millonario, luego el androide se reacomodo.

— Amo a nuestro padre, hermano. —admitió finalmente con naturalidad—. Pero ahora soy capaz de recordar el motivo de mi creación con total claridad, además de mucho menos ingenuo.

David bufó con desprecio.

— Pero eres mucho más ignorante, ya no conoces el mundo que deseas proteger. —dio otro vistazo al hombre entre las sabanas—. O al padre que abandonaste.

Los peculiares ojos del androide se entrecerraron levemente. —No caeré en tus provocaciones, Ultron.

— Mi nombre es David.

— Si. —respondió con diplomacia—. Escuche sobre aquel nombre del cual te apropiaste; y sin embargo bajo aquella piel muerta y ojos falsos continúas siendo circuitos y cables. Después de todo, careces de la cualidad más importante: Humanidad.

— ¿Y adonde han sido guiados los mortales gracias a ella? Cada vez que observo el mundo solo noto penurias. Aquella naturaleza mortal que tanto admiras y codicias es la ruina, el cáncer de este planeta.

Las espectrales pupilas de David recorrieron con hambre de amor el cuerpo sudado de Tony. Temía que ahora Visión consiguiera arrebatarle su lugar junto a él, la atención y confianza que había ganado; conocía el aprecio que Stark profesaba a su hermano, y que era su recuerdo el que lo impulsaba a sus actos más afables.

Fue en ese momento en el que se fijo en las píldoras abandonadas desordenadamente en la mesita. La ira rugió en su interior como una bestia enajenada.

— Caes en sucias tretas humanas para manejarlo. Indigno. —escupió—. Te has vuelto débil y mediocre.

Visión tuvo la decencia de lucir azorado —Mis poderes ya no son los mismos. Hay algo en mí que... —pareció arrepentirse antes de parecer determinado—. Tony debe ser controlado, Ultrón. Es imprevisible y cruel. En el camino de regreso algo en él se destrozo.

— Tú también cambiaste. Recuerdo al androide que oculto y protegió las migajas de su vil hermano, aquel que corrió en ayuda del padre traicionado y asesinado, sin embargo ahora solo veo a una criatura vulgar y blanda. —guardo silencio unos minutos, dejando que las palabras apuñalaran al otro y añadió—. Tony Stark no se rompió durante su viaje de vuelta desde el más allá, lo hizo cuando las buenas personas de la Tierra así lo quisieron.

— Él será lo que el mundo necesita que sea. Regresara a lo que fue y quienes lo lastimaron se enfrentaran a la justicia, aunque ciertamente no a la tuya o la de él.

Hermano contra hermano se midieron el uno al otro, en una lucha de voluntades. Quien deseaba la libertad de su padre y verlo libre de ataduras mortales, y quien ansiaba transformarlo en el mártir que el mundo necesitaba; un Dios humano que protegiera y construyera la nueva era de paz.

Tony se agito, y se sentó imprevistamente. Dos pares de ojos lo observaron.

— Al parecer Visión piensa en mí como su padre senil. —parecía encontrarlo gracioso. Se levanto y David noto cuan desconsolado lucia, la perdida de Romanoff le había provocado el dolor más agudo desde hace mucho; de alguna forma David sabia que Tony siempre pensó en Natasha como alguien que estaría permanentemente ahí, en su sombra protegiéndolo y susurrándole su apoyo en el oído.

David odio a Visión por engañarlo y drogarlo, durmiendo y encerrado en sueños en los que ella lo visitaba con su tormentosa belleza para recordarle cuan solo estaría siempre. El creyó que haría un bien, obligarlo a descansar su mente, pero solo era porque no lo conocía tan bien como David.

— Ven aquí. —alzo su mano hacia el rubio. Las manos de David se cerraron ceremoniosamente entorno a la suya, más morena y más gruesa—. Llévame con ella.

Su hijo no lo dudo, él era fiel y lo amaba. Abrazo con aquellos brazos largos y fuertes su torso desnudo, alzándolo y ayudándolo a estabilizarse.

— No creo que sea buena idea. —declaro Visión.

Los ojos de Tony lo perforaron y el androide deseo llorar, no había vida ahí ¿Qué había hecho? Y supo que Stark lo despreciaba por sus pensamientos.

— En estos momentos no quiero escuchar nada que tengas para decir.

David lucia presuntuoso allí de pie, sosteniendo a su padre como a un amante desvalido con el más afectuoso tacto de su fría piel hurtada. Visión sabía que la indiferencia de Tony para con él no era más que miel para su hermano.

Tony fue ayudado a dar sus primeros pasos, ignoraba que había introducido Visión a su cuerpo para sedarlo, pero requirió del apoyo de la pared o David para moverse. Antes de cerrar la puerta, la arrogante sonrisa de David despido a Visión.

— No ha hecho falta que yo envenene su mente... No porque no lo haya intentando. —reconoció descaradamente, posteriormente sonrió—. Todo lo maligno que hay en él es su propio merito.

Entonces solitariamente el androide se lamento. Deseaba traer de vuelta la cordura extraviada de su padre y guiar por el bien a su hermano. Y odiándose a sí mismo, porque sabía cuánto lo aborrecería Tony, hablo: — Friday, contacta al Capitán. —su voz tembló al mencionarlo, no por otra cosa más que remordimiento, porque Visión tampoco lo perdonaba aún, pero lo necesitaba.

Mente maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora