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Visión era miserable. Un sentimiento curioso para quien poco conocía el sentir humano. Antaño pudo tratar con la infame tristeza de la separación, y aún se encontraba presente en él el desgarrador dolor de la perdida.

Amaba a Tony, su padre. Pero no comprendía porque esta emoción tan bellamente descrita por otros para él solo significaba sufrimiento.

¿Era culpable de no tener la disposición o curiosidad suficiente para mejorar su pobre aprendizaje? David, con su repugnante soberbia fue lo suficiente capaz de abrazar mucha más humanidad que él.

Y ahora solo tropezaba con rostros inexpresivos. Visión entendía que Tony no sabía cómo sentirse respecto a él ni tampoco llegaba a decidir si merecía indulgencia.

Su creador lo obligo a permanecer de pie observando cómo su hermano mayor recibía al Capitán.

Amparado por la oscuridad y la compañía protectora de su padre estuvo satisfecho de decir que sintió vergüenza.

David gustaba de juegos crueles y lentos castigos. La memoria del androide era extensa y su resentimiento más aún; si Visión tenía que ser sincero admitiría que era él el mayor entendedor de la naturaleza vengativa del hombre.

Vio al Capitán levantar el infame espejo, también cuando corrió con aquella furia animal que caracteriza a los hombres impíos en contra de su hermano. Tony le había sujetado del brazo y alzado el mentón con indiferencia mientras lo castigaba con aquella vista, esto lo provocaste tú, parecía decir su insensibilidad.

Su triste hermano fue roto. Quien tan orgulloso estuvo de su apariencia solo era piel rasgada; mangueras y circuitos que se ahogaban entremezclados con órganos en un amasijo amarillento y repulsivo.

No pudo encontrar el orden en aquella figura quebrada que se retorcía en sus propios fluidos.

Visión fue miserable, porque peco de ingenuo y trajo al asesino a su hogar. Quien mató y marchito los sentidos de su padre ahora lastima nuevamente a su estirpe.

Se sintió infeliz; porque era falso y no podía odiar aún, porque vio el dolor en su hermano y no consiguió desear causar tormento alguno en su nombre.

— Cada ser es único cuando odia o al momento de amar. Lo maravilloso del hombre es que aprende y se supera. Los vuelcos de sus emociones tampoco están prescritas ni las reacciones son esperadas ¿Cómo puedes decir entonces que no eres humano? —Tony hablo para él, su noble perfil se mantenía perturbado por el elegante parche que le cubría el ojo.

Su tono era afable pero inflexivo. Visión sintió frio y deseo entender menos de Tony, pues aquella decepción era mucho peor que su ira.

— Te comprendo, Visión. Pero no te aceptare. —el niño que había en Visión quiso llorar, abrazar a papá y rogar que no lo dejara. Pero el androide no concedió obsequiarle una mirada a su progenitor, si lo hubiera hecho tal vez habría encontrado la expresión cariñosa de Tony.

El soldado finalmente abandono a David y siguió, inseguro y alterado, al Capitán. Noto a Tony seguir su figura varonil con aquel aire que manejan quienes desean y son deseados.

Luego camino hasta David, con andares fluidos y sofisticados, y junto a él se arrodillo. Su hermano parecía encontrar consuelo en el rostro de su padre y confort en las manos que delicadamente lo acunaron. Ya no había ira o aspiraciones homicidas, Visión observo con admiración como existía un mundo especial para solo ellos dos, donde padre e hijo se comprendían.

Tal vez demasiado pronto Tony se puso de pie. David gorjeo palabras incomprensibles y se agito de manera grotesca. La única cosa que al androide le importaba, saludable o herido, era mantener al hombre a su lado.

Visión miro a su padre alzarse en toda su altura y grandeza, era hermoso y superior, pero para él alguien lejano. Inalcanzable.

Tony retiro el parche de su ojo y pudo verla. Magnifica y peligrosa la gema del tiempo resplandecía de manera violenta. Alzo sus manos y mediante una floritura, tan similar a las formas de Wanda pero también tan diferente, envió un misterioso fulgor hacia David.

Visión observo el daño regresar atrás. Como aquello que se había rebelado y escapado de los interiores de David regresaba prolijamente, la piel se estiraba y unía nuevamente; y el infame liquido, gota a gota, era devuelto.

Al finalizar, su hermano estaba nuevamente en pie, traje intacto y rostro tan liso y bello como siempre. La expresión en el rostro de David era una que jamás podría olvidar, era el éxtasis por el fin de la congoja, de la suficiencia al saberse importante.

Fue testigo de cómo un abrazo fue suficiente para expresar el aprecio entre ambos, escucho a Tony susurrar rápidas palabras al oído del otro y contemplo a David acurrucarse frenéticamente contra el cuerpo del héroe, como si deseara eliminar el rastro del dolor con la calidez de su padre.

Visión suspiro viendo la emoción en la mirada de su padre, y entendió que nadie que amará como Tony olvidaría jamás la compasión. Cuan errado siempre estuvo, se lamento el androide; la insensibilidad no era pecado cuando el alma estaba adolorida. Fue su propia incompetencia, la nula empatía, que lo cegó y engatuso hasta saberse sabio.

Solo David manejo cierto trozo de la razón, pensaba mientras veía a Tony partir a aquella detestable reunión, y supo devolver el amor de su creador.

Soy una fanática de Alíen, ¿Alguien más ha visto las películas? Si es así, puede hacérseles más fácil la imagen o la idea de cómo y cuan mal fue la herida de David, pues en sus androides me he basado para su creación, aunque ciertamente hay grandes diferencias ya que nuestro David posee algunos órganos y la piel es humana. Tony también se encargo de otorgarle la capacidad de sentir dolor y placer.

Mente maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora