01 x 04: Híbridos

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En un frondoso bosque, alejado del pueblo Los Molinos, una pequeña cabaña se encuentra oculta entre los árboles

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En un frondoso bosque, alejado del pueblo Los Molinos, una pequeña cabaña se encuentra oculta entre los árboles. Es en aquel lugar donde Augusto, ha sido destinado a vivir, con todo lo necesario para llevar a cabo sus investigaciones y lo suficientemente resguardada para que nadie logre divisarla.

Int. Cabaña Augusto. Noche.

  El extraño hombre, termina de ingresar unos datos en una pequeña computadora, concentrado y tranquilo con su habitual silencio.

En las paredes, descansan las noticias de los asesinatos de Ángela Robles y Esther Smith, junto a algunos avistamientos antiguos que han ocurrido en la zona y unas fotos de ambas víctimas.

_ ¡Qué acogedor! – se escucha una voz femenina, que asusta por completo al hombre. Logrando que se voltee en un segundo.

Alana, con una enorme sonrisa, observa a Augusto.

_ ¿Alana? ¿Qué estás haciendo aquí? – pregunta el hombre, con sorpresa, levantándose de su escritorio.

_ "Hola Alana, qué gusto verte" sería una frase mucho mejor – aconseja la joven, sentándose en un sillón y observando el pequeño lugar, despectiva - ¿Hace cuanto te tienen aquí, Augusto?

_ En Los Molinos, un año – cuenta el hombre, mostrándose incómodo con aquella visita.

_ Un año – repite Alana, tomando un pequeño adorno en forma de Molino - ¿Y esto? – pregunta burlesca - ¿Haces manualidades cuando estás aburrido?

_ Lo compré en la feria artesanal del pueblo, he pasado por turista muchas veces – cuenta Augusto, quitándole el adorno y llevándolo a su lugar otra vez - ¿A qué vienes, Alana?

_ Veo que no estás acostumbrado a recibir visitas – dice la joven, junto a una risita, para después ponerse algo seria - ¿Sabías que Vedran está aquí?

_ Claro que sí, fui informado.

_ ¿Lo has visto?

_ Sí, se está hospedando en una hostal – cuenta Augusto, sentándose frente a ella.

_ Todo un humano – dice Alana, molesta – En fin... Vengo a trabajar.

_ ¿A trabajar? – se sorprende, Augusto.

_ Sí, Augusto – sonríe, satisfecha – Tu trabajo en Los Molinos ha llegado a su fin.

_ ¿De qué estás hablando? – pregunta el hombre, poniéndose de pie.

_ No me asusta tu altura, te lo digo de inmediato – dice Alana, con desprecio, levantándose – Tu labor como hombre de negro, si es que prefieres llamarlo así... Terminó.

_ Ellos no me han comunicado nada – contesta, incrédulo y desconfiado.

_ Ellos me lo comunicaron a mi – sonríe, desafiante - ¿Sabes muy bien lo que significa eso?

GrisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora