Vedran es un híbrido (mitad humano - mitad extraterrestre) que ha decidido bajar al planeta Tierra después de crecer en una nave en el espacio por casi toda su vida. Su motivo: Conocer a la madre humana que lo tuvo en su vientre por cinco meses. La...
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La lluvia continúa cayendo sobre Los Molinos y los sonidos de los truenos se han hecho mucho más fuertes. Los pronósticos anuncian que durará aproximadamente dos días, por lo que el pueblo se mantendrá gris y completamente helado.
Int. Casa de William. Sala de Estar. Noche.
Camila comienza a abrir los ojos, lentamente. Trata de moverse, pero se mantiene atada a una silla. Observa el lugar. Sólo se encuentra en compañía de William, quien está atado al igual que ella. Los únicos ruidos son los del temporal y la tormenta eléctrica que se avecina. Están solos.
_ Will – susurra Camila, al ver a su amigo con los ojos cerrados – Will, despierta – llama una vez más, sin recibir respuesta.
Sus latidos aumentan, pero trata de concentrarse para poder escapar de ahí. Mueve sus manos, tratando de zafarse de las ásperas sogas, pero es imposible. Lo único que ha logrado ha sido herirse las muñecas. Sigue insistiendo, aguantando el ardor. Toma un una bocanada de aire y continúa. Poco a poco, una de las cuerdas parece ceder por unos segundos, pero aún siente la tensión.
_ ¿Tratando de escapar? – se escucha la pregunta, de una voz femenina. Los tacos se acercan, deteniéndose frente a Camila.
_ ¿Quién eres? – pregunta la rubia, molesta, mirándola desafiante.
_ Gabriela – se presenta la mujer, sonriente.
_ ¿Qué quieres?
_ No te preocupes, ya dejaremos tranquilo a tu pueblito – sonríe Gabriela, caminando hacia la ventana, para abrir la cortina – La noche está perfecta.
_ William no tiene nada que ver en esto – dice Camila, observando a su amigo.
_ No mientas – dice Gabriela, segura, acercándose a ella otra vez – Él sabe todo... y tú también.
_ ¡Ustedes se van a hundir! – grita Camila, molesta e impotente.
_ Eso no va a ocurrir nunca – asegura Gabriela, manteniendo su tranquilidad.
En ese momento, William tose fuerte tal como si recuperara el aire, complicado por la cinta que le cubría la boca. Trata de moverse, dándose cuenta que está atado y que Camila se encuentra a su lado, en la misma condición.
_ Will – menciona Camila, con la mirada brillante.
_ Eso estaba esperando – se escucha la voz de Tomás, quien aparece desde la habitación de William, sosteniendo una fotografía.
Camila y William lo observan con rabia. Mientras que Gabriela, lo observa cómplice y dirige sus pasos hasta quedar detrás de los prisioneros.
_ Es extraño tenerlo a los dos de esta forma – sonríe Tomás, sonando como un loco – Es como para sacarles una foto.
_ Eres una mierda – dice Camila, mirándolo con impotencia.
_ Lo sé... Lo asumo – afirma Tomás, convencido – Pero no soy el único que fue una mierda contigo – dice mirando a William – Tu amigo igual lo fue. ¿Era tu mejor amigo o me equivoco? ¡Ah no! – dice, recordando – Era como un hermano chico – ríe irónico, dando unos pasos hacia William, para retirarle bruscamente la cinta adhesiva – Me acuerdo que me contabas que te daba miedo cuando te ibas a la ciudad, que lo querías como a un hermano y que no querías que le pase nada malo. Irónica la vida.