01 x 09: Visitantes

249 9 2
                                    

Int

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Int. Hostal Viento Sur. Habitación Vedran. Tarde.

Celeste se mantiene recostada sobre la cama, mientras acaricia el cabello de Vedran, quien no deja de mirarla. Ambos han estado en silencio, disfrutando del momento. En la hostal se respira tranquilidad, más aún al no estar Alana.

_ Podría pasar todo el día así – dice el muchacho, cerrando los ojos por unos segundos.

_ Hemos estado casi toda la tarde así – corrige Celeste, riendo un poco.

_ Me alegro de haberte conocido, Celeste – dice Vedran, sincero, estirando su brazo para acariciarla. 

_ ¿Nunca te vas a ir?

_ Nunca – afirma Vedran, seguro.

Celeste sonríe, tranquila, sintiéndose a gusto con la compañía de Vedran. Se sentía protegida y feliz. Sensaciones que hace mucho tiempo no experimentaba.

_ Me gusta estar así de tranquilo – dice Vedran, relajado.

_ A mi también – sonríe Celeste – Pero Camila dijo que vendría dentro de un rato, dijo que tenía que contarnos algo importante.

_ ¿Sí? – preguntó Vedran, interesado - ¿Le habrá pasado algo?

_ No lo creo, se escuchaba tranquila por teléfono – pensó Celeste, recordándola – No sé de qué se tratará.

_ ¿Habrá hablado con Tomás? – supone Vedran.

_ No creo que Camila quiera hablar con él después de su desaparición.

_ Ese chico se me hace extraño – piensa Vedran, analítico – Es el único que no me causó buena energía al conocerlo.

_ Puede ser... - afirma Celeste – Aunque no era así. Las primeras veces que llegaban a Los Molinos era mucho más simpático y se adaptaba bastante bien, pero después cambió por sorpresa. Se puso mucho más retraído y prácticamente ya ni siquiera hablaba tanto, sólo para opinar pesadeces. 

_ Mmm – piensa Vedran - ¿Qué le habrá pasado?


Ext. Estación de Buses de Los Molinos. Tarde.

Camila espera impaciente, mientras que un grupo de turistas baja del último bus que ha llegado al pueblo. Ella se pone de puntillas, tratando de ver a alguien más dentro, sin lograr mucho. Cuando un chico musculoso, de pelo corto y tez blanca, la queda mirando.

_ ¿Fabián? – pregunta Camila, sorprendida, temiendo equivocarse.

_ Camila – sonríe Fabián, acercándose a ella con una sonrisa, para después abrazarla - ¿Cómo estás?

_ Bien, gracias – sonríe Camila.

La rubia se siente casi como una pluma entre sus grandes brazos y se separa para mirarlo más de cerca. El novio de Ángela, realmente era apuesto y se mantenía perfectamente gracias al gimnasio. Ahora entendía esas sesiones privadas en skype.

GrisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora