Vedran es un híbrido (mitad humano - mitad extraterrestre) que ha decidido bajar al planeta Tierra después de crecer en una nave en el espacio por casi toda su vida. Su motivo: Conocer a la madre humana que lo tuvo en su vientre por cinco meses. La...
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Por mucho tiempo hemos escuchado historias sobre extraterrestres que parecen ser parte de una serie de ciencia ficción. Conocemos a estos extraños seres por sus rápidas naves, que se camuflan en el cielo, como así también por las abducciones y los dudosos experimentos que realizan con los humanos. Es difícil de creer. Sobre todo en una sociedad que avanza tan rápido, que no permite sumergirse en ninguna teoría que los aclare por completo. Hay muchos creyentes y muchos que prefieren no sumergirse en este tema.
Soy Vedran, un híbrido, mitad humano, mitad alienígena. Viví mucho tiempo en el escondido planeta Espiga4 y luego en una enorme nave, comandada por Grises, X4. Encontré amigos, al igual que aquí en la tierra, otros híbridos que me ayudaron a ser quien soy hoy. ¿Qué es lo que me hace diferente? Desde pequeño fui entrenado a base de artes marciales y a actuar como si estuviera en un estricto regimiento. Aprendí a curar con las manos, gracias a mi amigo Brumer, y a dominar la telepatía, que es un don que todos los híbridos tenemos.
Bajé a la tierra con un propósito muy claro: Encontrar a mi madre.
Lo logré. Pero nunca imaginé en todo el caos que podría llegar a ocurrir con mi estadía en un pequeño pueblo llamado Los Molinos.
Conocí a su gente, sus costumbres y sus maneras de ver la vida. Pude comprobar lo que es tener amigos, como así también lo que es sentir escalofríos en el corazón. Conocí el amor gracias a Celeste, una chica que me cautivó por su simpleza y por su fragilidad. De inmediato quise sentirme su protector. Cuidarla y no apartarla nunca de mi vida en la tierra. No miento en que sí sentí temor en un principio. Era un sentimiento nuevo que no había experimentado y puedo afirmar que me sentía como un niño. Fue mágica la atmósfera, su mirada, su voz, su sonrisa y su manera de escuchar mis pensamientos. Conexión absoluta.
Hoy, cuidar el pequeño círculo que pude formar aquí, se ha transformado en el comienzo de una guerra entre los Grises y yo. Sufrimos la pérdida de un gran amigo, William, y nos ganamos a la enemiga que casi logra cambiar su actitud y postura ante los humanos, Alana.
Ella, junto al apoyo de los jefes de X4, está dispuesta a destruirnos uno a uno. Sin piedad ni sentimientos. Con la frialdad a flor de piel. De esta forma, han provocado un accidente aéreo cerca de la ciudad, captando la atención de todos los humanos. Han elegido su campo de batalla en Los Molinos y no aceptarán derrota alguna.
Mi madre y Celeste, corren peligro. Tal como mis amigos híbridos, que han bajado a ayudarme. No puedo fallarles. Tengo que ser fuerte y estar preparado para todo. No voy a perderlos. Voy a luchar hasta el final. Porque ellas me han completado. Porque las amo y porque es momento de ser libres. Ellos no van a arruinar mi vida, ni mucho menos la de ellas. Mi respiración se agita y mis manos están empuñadas. Mis ojos se van a negro y me mantengo quieto. Preparado. Concentrado. Listo para acabar con esto. Yo tampoco aceptaré una derrota. No sin antes haber entregado todo de mi. Nuestras vidas están en juego y no puedo hacer o pensar en otra cosa que en luchar.
