CAPITULO III...

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UN LUGAR AL CUAL PERTENECER

Pasaron alrededor de dos días para cuando Gintoki y Kagura llegaron al pueblo donde se encontraban construyendo la terminal, el peliplata se sorprendió ante la cantidad de casas que se habían asentado cerca de ahí, al parecer muchas otras personas habían tenido la misma idea hace mucho tiempo antes que ellos.

Ambos observaron que los alrededores se encontraban infestados de amantos los cuales vistían ropas de trabajo lo que les daban a entender que eran ellos quienes se encontraban construyendo la terminal, lo cual significaba malas noticias para ellos y futuros viajeros que llegaran, pues, todos los lugares para descansar ya deberían estar ocupados por extranjeros.

Gintoki se masajeó sus hombros algo cansado y decepcionado por tal vez pasar la noche en la calle lo cuál para él la situación no le causaba inconvenientes quien le preocupaba era Kagura quien se encontraba absorta mirando unos cuadernos en venta, al parecer le había encantado las clases que recibió sobre japonés, el peliplata ante esto la tiró de su brazo fingiendo no haber visto su pequeña acción, haciendo que Kagura haga un puchero, esa técnica siempre funcionaba con su padre pero al parecer no funcionaría con el permanentado que comenzó a tocar las puertas de las casas una a una preguntando por trabajo, todas las respuestas eran negativas hasta que llegaron a casa de una anciana que al escuchar la pregunta del peliplata asintió dejando ver un rayo de esperanza para obtener dinero a Gintoki.

--El tejado tiene goteras ¿puede arreglarlo?--

--Claro, ¿tiene herramientas que pueda usar?--

--Si, voy a traersela no se mueva-- la anciana se adentró volviendo en un par de minutos con un martillo, clavos y unos pedazos de madera para arreglar el techo, Gintoki agradeció para tomar a Kagura y subir al tejado por medio de un arbol que se encontraba cerca.

--Bueno, Kagura tu me pasaras las herramientas cuando te lo pida, necesitamos el dinero para obtener comida asi que no hay que fallar ¿entendido?--

--Hai--

--Bien ¡¡aqui vamos!!--

Gintoki comenzo a pedir las herramientas a Kagura arreglando todas las goteras de aquella casa sonriendo a manera de triunfo mientras la pelinaranja bajaba del techo con todas las herramientaa debido al llamado de la anciana que ademas de pagarles les invito a cenar y a pasar la noche con la condicion de que partieran la leña del patio trasero, ambos asintieron Gintoki utilizando el hacha para partirlas mientras Kagura usaba sus puños. Cuando el sol ya estaba ocultando y ambos se encontraban cansados la amable anciana apareció en el balcón de la casa para llamarles a comer.

--¡¡La cena esta lista!!-- la anciana gritó haciendo que Kagura corríera debido a lo hambrienta que se encontraba.

--Gracias por la comida-- dijeron los tres al unísono pero la pelinaranja se detuvo al ver que solo era un simple arroz con un huevo encima.

--¿No tienes hambre?-- la anciana preguntó obteniendo una respuesta afirmativa de Kagura que siguió contemplando la comida logrando que la anciana entienda la situación.

--Los mejores productos los escogen las posadas que le dan estadía a los amantos dejando pocos ingredientes a las demás personas, pero, nunca me he preocupado por eso, para esta anciana que ha estado sola desde que su esposo murió y ha comido sola desde hace mucho tiempo, incluso esta comida algo simple puede compararse con una de alta calidad solo por el hecho de poder compartirla y comerla con alguien más-- Kagura escuchando atentamente y pensando por un momento le dedicó una sonrisa a la anciana para comenzar a comer, mientras Gintoki quien habia estado solo de oyente miró su plato nuevamente para dar el último bocado, en verdad estaba delicioso aunque ahora que lo pensaba más detenidamente incluso aquel pedazo de pan, aquella carne media cocinada de jabali, habían estado deliciosos.

.............

Todos se habían ido a dormir pero el peliplata despertó dos horas antes del amanecer, intentó volver a soñar pero le resultó imposible, suspiró frustrado decidiendo salir de forma silenciosa de aquella casa para sentarse afuera a respirar el aire fresco y observar tranquilamente la oscuridad de las calles, no sabía por qué se había levantado tan temprano o mejor dicho no le gustaba levantarse temprano ni ver los amaneceres o eso pensaba hace unos días ya que ahora no vería el amanecer como la continuación de su soledad ni como la espera de su muerte ahora sin desearlo había obtenido a alguien a quien proteger y por el cual vivir, viendo el amanecer como una manera de estar otro día junto a ella, cerró sus ojos un momento sintiendo la presencia de alguien a su lado por lo cual los volvió a abrir nuevamente encontrándose con los ojitos azules de Kagura quien lo veía atentamente.

--¿No tienes sueño?-- Gintoki preguntó golpeándola en su frente haciendo que sus labios reflejen un puchero de disgusto que no duró mucho tiempo.

--Cuando no estás hace mucho frío~aru-- ella susurró abrazandose a el --Ya que Gin~chan ahora es mi familia-- A Gintoki se le aguaron los ojos por un instante, hace cuánto que no habia escuchado esa frase y sobre todo dirigida a el con tanto cariño.

--¿Te gustan los amaneceres?--

--No lo se~aru, aunque sean muy hermosos no puedo estar bajo su agradable luz ¿y a ti Gin~chan, te gustan?--

--Creo que ahora...me encantan-- expresó acariciando la cabeza de Kagura observando junto a ella el comienzo de un nuevo día.

Yo te cuidareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora