CAPITULO XII

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Gintoki se encontraba en plena madrugada con Kagura en brazos tocando la puerta de la vivienda de la abuela quién los había acogido a ambos anteriormente.

La puerta se abrió dando pasó a la anciana que al verlos una sonrisa se formó en su rostro, pero rápidamente la cambió por una mueca de confusión.

--No se supone qué estarías oculto en el pueblo vecino-- la abuela le preguntó al peliplata quién le contó todo lo que había pasado hasta llegar a la desicion de borrarles los recuerdos a Kagura relacionados con el tiempo que pasaron juntos. La anciana asintió mientras escuchaba todo lo que relataba el peliplata.

--Entonces, ¿no nos recuerda?--

--Todos los recuerdos del año y medio que pasamos juntos han sido borrados y lamento decirte que también los recuerdos que formo de ti oba~chan-- explicó Gintoki mientras sostenía el cuerpo dormido de Kagura entre sus brazos.

--¿Por qué volviste?--

--Quiero que la cuides por mí y que tenga una infancia normal, llena de cariño que solo una figura materna pueda darle y no un "prófugo de la justicia"-- susurró  mientras le entregaba a la anciana a Kagura quién se quejó en sueños.

--Está bien, me encantaría ser madre o en este caso abuela, nuevamente, pero, ¿qué hará usted joven Gintoki?-- la anciana preguntó preocupada al peliplata quién simplemente se quedó mirando en el horizonte los pequeños rayos de sol que iban apareciendo.

--Desaparecer, nos vemos oba~chan-- se despidió con un fuerte abrazo de la abuela y una caricia en la cabeza de la pequeña pelinaranja durmiente.

--Cuidate Gintoki-- susurró la anciana viendo al peliplata tomar el caballo en el que había llegado para irse del pueblo, al verlo desaparecer bajó inmediatamente su mirada hacia Kagura quién se quejaba a punto de despertar, así que corrió rápidamente dentro de su hogar para dejarla en la habitación y verla abrir sus preciosos ojos azules.

--¿Dónde estoy?~aru-- preguntó la pelinaranja viendo el lugar donde se encontraba.

--Qué bueno que despiertas, te encontré inconsciente en el bosque pequeña-- explicó la anciana con una sonrisa a la pequeña Kagura quién la veía confundida.

--¿en el bosque?, entonces ¿estoy en el plante Tierra?~aru-- preguntó ilusionada con sus ojos brillantes de la emoción.

--Estás en lo correcto, ¿cómo te llamas?-- preguntó la anciana sintiéndose un poco incómoda con el hecho de hablar de esta forma con la pelinaranja.

--Kagura~aru--

--Es un precioso nombre, Kagura, te cuidaré desde este momento ¿estás de acuerdo?-- preguntó la anciana viendo como el semblante de la pequeña cambiaba a uno melancólico.

--¿Cómo una familia?~aru-- preguntó con temor haciendo que la anciana la rodee con sus brazos.

--Como una familia-- confirmó sintiendo los pequeños brazos de Kagura devolverle el gesto.

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Gintoki se encontraba caminando, perdido, hace tiempo qué Edo había cambiado y habían olvidado a Shiroyasha, no había comido en días y se sentía a punto de desfallecer, sus pasos se detuvieron y miró a su alrededor, se encontraba en un cementerio, ya cansado y derrotado por el frío del invierno se sentó cerca de una lápida, tenía hambre, sus ojos comenzaron a volverse pesados pero el olor a comida lo hizo despertarse, había una anciana dejandole una ofrenda a su difunto marido.

--Abuela podrías darme de comer--

--Lo siento pero esta comida es para mi esposo--

--No creó que le moleste y tampoco creo que pueda comérsela--

--Deberás pedirle permiso a él, a menos que quieras que su alma te maldiga-- dijo bromeando un poco, pensando de todas formas en dárselo al peliplata, pero se quedó impresionada al ver cómo él se quedó pensando seriamente por un rato para luego tomar uno de los panecillos de la ofrenda y acercarlo para comerlo

--Viejo, prometo proteger a tu esposa en tú lugar-- culminó comiendo todos los panecillos.

Yo te cuidareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora