CAPITULO VIII

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La casa de Ikeda Yaemon se encontraba de cabeza debido al escape de shiroyasha.

--Señor Yaemon desea que le informe al bakufu sobre el escape del delincuente-- el jefe de los guardias preguntó mientras se mantenía al pendiente de la situación a las afueras  de la casa Yaemon por informes de sus subordinados quienes se habían desplazado por toda la ciudad para dar con Shiroyasha

--Yo hablaré con el shogun, no te preocupes-- Ikeda habló mientras tomaba su té junto a su amigo.

--Sabes que si el shogunato se da cuenta de que ayudas a escapar a los criminales que fueron puestos en tus manos para su ejecución serás el siguiente a quién le cortarán la cabeza por traición--

--Lo sé, pero momentáneamente no hay pruebas que apunten a mí como sospechoso por la huida de Shiroyasha- Ikeda sonrió a su amigo quien se levantó para guiar a sus soldados para encontrar a Shiroyasha, aunque ambos muy bien sabían que en realidad no lo harían.

--Buena suerte-- mencionó antes de salir para dejar a su amigo terminar su bebida.

--Sr. Yaemon, aquel hombre estará bien-- una pequeña niña de brillantes ojos violetas preguntó entrando inmediatamente luego de que el guardia se fuera.

--Estoy seguro de que sí Asaemon, no te preocupes, tú estás destinada a ser su verdugo-- Yaemon le sonrió mientras despeinaba el cabello gris de la niña quién quito su mano y le reclamó, provocándole una carcajada. --¿Dónde se encuentra tu hermano?-- Ikeda preguntó dejando en paz el cabello de su hija adoptiva.

--La última vez del día que lo vi fue en el patio de ejecución, estaba practicando--

--Ya veo--

--P-pa...sr.Yaemon, cree usted que un día seré una excelente verdugo--

--La mejor-- respondió Ikeda dedicandole una sonrisa mientras salía en busca de su hijo.

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--Gin~chan ¿Cuánto falta para llegar?-- la pequeña Kagura preguntó mientras terminaba su almuerzo y observaba el bosque que los rodeaba.

--Al paso que vamos, tal vez mañana--  Gintoki respondió mientras suspiraba algo cansado. Luego de haber desayunado con la abuela ambos tuvieron que salir rápidamente despidiéndose con un caluroso abrazo de aquella amable señora quien los había acogido y tratado como una familia, Kagura había derramado algunas lagrimas pero luego de que la abuela le dedicara un abrazo, una
sonrisa y palabras tranquilizadoras Kagura se había detenido.

Se les complicó huir de la ciudad debido a que habían demasiados guardias patrullando la zona, tal vez alarmados por su reciente fuga, pero todo salió bien cuando todos ellos repentinamente dejaron aquella zona para irse apresurados a otra donde según lo que escuchó de un soldado él se encontraba.

Por la mente del peliplata apareció el 16vo Yaemon tras esa acción, pero sin darle mucha importancia y tomando de la mano a Kagura se apresuraron a salir y dirigirse a un pueblo vecino mientras las cosas se calmaban.

--¿Cuándo podremos volver a visitar a la abuela~aru?-- Kagura preguntó mientras se levantaba para seguir con el viaje.

--Esperaremos unos meses, no te preocupes, volveremos a verla-- Gintoki le sonrió mientras se ponía en marcha con la pelinaranja tras él.

--Me lo prometes~aru--

--Te lo juro--

Yo te cuidareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora