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ZOE

Tenía que volver a mis labores, Ji Yong se fue de viaje y me dejó una extraña sensación de vacío, incluso superior al vacío que sentí cuando estuvimos peleados. Probablemente sea la distancia el motivo de mi melancolía, antes por lo menos podía verlo propiciando una casualidad por la empresa. Ahora solo puedo recurrir a mi imaginación y al recuerdo de su rostro.

Le había dicho a Ji Yong que al llegar a la empresa iba a gritar que era su novia. La idea me ponía nerviosa pero llevaba en mí la necesidad de que todo el mundo me reconozca, que todos estén al tanto de que yo era de Ji Yong, le pertenecía, porque eso también me daba la facultad para reclamarlo como mío. Sin embargo al llegar a la empresa todo parecía tan normal. En el primer piso del edificio los empleados entraban y salían como todos los días. El señor Heo me saludo cordialmente, la recepcionista atendía a unos visitantes, el ascensor lo ocupamos la misma cantidad de personas en total silencio. Todo transcurría igual que siempre, nadie se daba cuenta de la celebración que yo llevaba por dentro y moría por anunciar el gran cambio en mi vida. Pero no dije nada. A nadie parecía importarle, excepto Iseul y Daesung quienes, como siempre, me esperaban con una taza de café para mí.

— ¡Llegó! — gritó Iseul cuando ingrese a nuestra oficina. Luego corrió para abrazarme — Felicidades, Zoe.

— Todo el esfuerzo valió la pena — Daesung se unió para un abrazo de tres. Me deje apapachar para menguar los efectos del viaje de Ji Yong.

— ¿Uh? ¿Qué pasa Zoe? No estas rebosando de alegría — Iseul tenía un don. No me había visto la cara ni tres segundos, sin embargo detectó con exactitud lo que me estaba sucediendo.

— Ji Yong se fue de viaje. La alegría me duró un par de días. — me senté dejando caer mi cuerpo como si pesara cientos de kilos.

— No es tan grave, supongo que estará de vuelta en pocos días — Daesung se sentó al frente de mi para seguir disfrutando de su café.

Lo fulmine con la mirada. Él no sabía lo que yo estaba sintiendo.

— Lo importante es que ya, por fin, lo tienes de vuelta. Todo gracias a mi plan de ataque. Y gracias a que Daesung se hizo cargo de Luna — lo que debía ser un golpecito en la espalda para felicitarlo por su hazaña se transformó en un manotazo con, aparentemente, todas las fuerzas de Iseul. — Nuestro Daesung es el mejor — le sonrió

La relación entre Iseul y Daesung no podía llamarse amistad si es que no intervenía las bromas pesadas y los golpazos, eran como los típicos hermanos en donde el menor era sometido por la fuerza descomunal del mayor. En este caso, Iseul era la que siempre se aprovechaba de la paciencia de Daesung, no es que sus muestras de cariño representadas en uno que otro golpe le hicieran mucho daño tampoco, simplemente se divertían a su modo y se amaban como si las misma sangre corriera por sus venas.

— Si... — fue lo único que dijo Daesung mientras nosotras esperábamos el chisme completo, la versión detallada de su misión encomendada.

Pasamos los siguientes segundos esperando a que abriera la boca, incapaces de creer que él lo estuviera haciendo a propósito, tal vez no había nada interesante que contar y eso tendría más sentido pero a medida que el silencio iba creciendo también lo hacia el color rojizo de sus orejas y, por lo visto, sus nervios pues no se dio cuenta de la temperatura del café al beberlo.

— ¡Ay! ¡Carajo, quemaaa! — chilló después de escupir el resto de café.

Iseul y yo nos miramos para coincidir en que algo extraño le estaba sucediendo a nuestro Daesung.

— ¿Qué te hizo esa arpía? — la voz firme de Iseul me preocupó.
Cuando está realmente molesta no puede controlar sus acciones, ni aunque fuera la mujer más inteligente que yo conozca. Parecía una fiera que esperaba una respuesta para atacar.

Stay with me ¤ Ji Yong [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora