CAPITULO 2: Asquerosa Realidad

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- Nicole despierta- dijo alguien meneando mi hombro repetidas veces.- Nicole. Venga despierta. Vas a llegar tarde.

No reaccioné estaba muy cansada como para despertarme. Los meneos en el hombro pararon y se vio sustituido por agua fria que me tiraron a la cabeza, provocando que diera un bote.

-¿¡Que haces!? ¿Eres tonto o qué? - dije mirando a mi hermano Fredd quien me estaba "despertando dulcemente". Él se dio la vuelta susurrando cosas y yo le grité: ¡Has mojado las sábanas imbécil!

Fredd desde el marco de la puerta me hizo un gesto para que me levantara. Eran según mi reloj de mesilla las 8:45 de la mañana. No se a qué día estabamos si quiera. Me levanté de la cama frotándome los ojos y dejando que todas las sábanas blancas cayeran al suelo y fui hacia el armario. Cogí uno de mis conjuntos preferidos: medias negras, pantalones cortos negros, camiseta de tirantes color ocre y chaqueta negra de cuero. Me miré en mi espejo y me maquillé los ojos como lo hacía siempre.Se podía decir que mi color favorito era el negro.Después, me acomodé mi pelo teñido de rojo y fui por el pasillo pasando por el cuarto de mi hermano el cual tenía la puerta abierta:

- No te olvides de secar las sábanas hermanito- le dije guiñandole un ojo antes de bajar las escaleras hasta la planta principal.

Fui directa a la cocina donde estaban mis padres, mi padre tomando café y leyendo el periódico, y mi madre tomando té tranquilamente mirando algo en la tablet.

-Buenos dias- dije sirviendome un poco de café y sentandome enfrente de mis padres.

Mi padre me dio los buenos dias dejando la taza y mirandome. En cuanto lo hizo, dijo el mismo comentario de todas las mañanas:

- ¿Porque te gusta tanto el color negro? No es un color bonito, además, no puedes maquillarte tanto. No tiene que ser bueno.

Yo le respondí lo mismo que todos los días:

- Es mi forma de ser. - me miró como siempre y después me dirigí a mi madre- ¿A que día estamos?

- Lunes cariño, ¿que tal has dormido?

- Bien- dije tomandome todo el café de un trago y después, mirando el reloj.- Me voy, vengo para la hora de cenar.

-¡Que te vaya bien en el trabajo!- dijo mi madre que seguía mirando la tablet.- ¿Hoy vas a cuidar al hijo de los Robelienh?

-Mm..¿a Mike? No.

Se me había olvidado comentar que tenia que ir a cuidar a ese mocoso casi todos los días. Siempre que iba a cuidarle es maldito niño lo único que hacia era pegar berridos y dar vueltas alrededor mia. La última vez que fui a cuidarle, hace una semana, para que se estuviera quieto, cogí todos los botes de medicina para la tos que vi en el armario del baño y se lo di de beber como si fuera un batido. Lo bueno, que se estuvo quieto. Lo malo, estuvo ingresado para que le hicieran un lavado de estómago hasta ayer. ¡Que le voy a hacer! ¡Ese niño era un incordio!.

Me despedí de mis padres y de mi hermano que bajaba en chandal y sin camiseta.

-¡Ponte algo porfavor!- le dije mientras abría la puerta para irme.

Otro asuntillo que tengo que aclarar es que solo mi hermano sabía de mi verdadero trabajo. Mientras que mis padres se creían que iba a una tienda de telas a trabajar en el centro, yo me iba a trabajar a una tienda de tatuajes del centro tambien. Me pagaban bastante bien y mientras mis padres no se enterasen, iba todo sobre ruedas.

Llegué a donde habíamos quedado Stella, mi mejor amiga,  y yo.

Cuando la vi, me acerqué y la di un fuerte abrazo.

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