CAPITULO 7: No puede ser real

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Cuando me aseguré de que los policias que me custodiaban se habia ido saqué el papel que me habia dejado Alfred Benton. Saqué de en medio del papel un mechero que estaba envuelto en tela.

Desdoblé el papel y vi que era una carta asi que empezé a leer gracias a la escasa luz que producía la llama del mechero.

"Querido/a sujeto libre le habla el jefe de la resistencia mi nombre es Alex y hemos registrado su presencia limpia en los calabozos más vigilados del gobierno.
Permíteme adivinar que has sido acusado/a de asesinato de una persona que no conoces. Lo sabemos y te sacaremos de ese lío porque si sigues ahi te convertiras en una persona sin sentimientos ni conciencia. No te dejes engañar por las apariencias y sobretodo no confies en nadie. Escapa lo antes que puedas y dirigete a la frontera de la ciudad alli uno de nuestros agentes te ayudará a escapar y llegar a nuestra base para que estes fuera de peligro. Cuando estes escapando, recuerda, te estamos vigilando, debes confiar en nosotros. Identificarás a nuestro agente porque lleva un collar negro con las iniciales "LR". Le recomendamos no diga nada a nadie sobre esto.

Atentamente La Resistencia

P.D: Quema esta carta con el mechero que te hemos dejado envuelto."

Seguí lo que decía la carta y la quemé.

Tenía que escapar cuanto antes para llegar a las fronteras, pero como ya me he escapado y he echo muchas jugarretas me tienen más vigilada. ¿Como voy a hacer ahora para escaparme?

Pasé dos días planeando mi plan escape con ayuda del borracho que me habló el primer día, que el pobre seguía allí encerrado. Me enseñó algunas técnicas de ataque para cuando me escapase. Aparte de eso, en cuanto a que era una "asesina" no pude presentar pruebas y me dieron estos dias para buscar una buena defensa para el juicio.

La mañana antes del juicio vinieron a visitarme Stella y Rob. Cuando entré a la cabina me miraban preocupados pero yo, al contrario, desprendía despreocupación y tranquilidad.

-¿Estas bien Nicole? Estabamos muy preocupados- dijo Stella que cogió primero el teléfono.

- Ya veo que estbais preocupados, se os ve a la legua.

Enseguida Rob le quitó el telefono a Stella y habló él:

-¿No te preocupa estar aqui metida por asesinato? No se es una acusación un poco fuerte.

Me imaginé a mi misma poniendo mala cara ya que no quería tener que comentar el asuntillo de la carta con nadie del exterior y menos aqui que seguro que los policias escuchaban nuestras conversaciones.

-¿Y mi hermano?- cambié radicalmente de tema. Quiero saber como está.

- ¿Tu hermano? Pues en tu casa, ¿porqué? ¿ha venido a verte?

- No, no solo pregunto, tranquilos.

- ¿Te han dicho algo de si te vana soltar o algo?- dijo Stella.

- Lo más seguro es que valla a la cárcel.

Stella miró a Rob y este le quitó el telefono.

- Stella y yo hemos reunido mucho dinero, trabajando muchas horas extra etc para pagarte la fianza.

- En serio? ¡Sois los mejores amigos que nadie puede tener! Os daría un abrazo si pudiera.

- Pagaremos tu fianza y te sacaremos de ahi porque nadie mejor que nosotros sabe que eres inocente- concluyó Rob antes de que un policia informara que se nos habia acavado el tiempo.

Stella antes de irse me lanzo un beso de despedida mientras Rob la tiraba del brazo para que saliera de alli.

A mi me llevaron a la sala de nuevo pero esta vez para que esperase a un abogado para que supuestamente me ayudara a no ir a la cárcel.

Me hicieron esperar alli unos tres cuartos de hora y apareció junto con el comisario, un señor de mediana edad, rechoncho, bajito, despeinado y bastante sudoroso.

- Este será tu abogado Nicole. Teneis unas dos horas para preparar una defensa para el juicio, os dejo.

El comisario se fue y nos dejó solos.

Mi abogado se acercó a la mesa donde tenía apoyados los pies.

- Soy el Sr.Asfernt y te ayudaré con tu caso.- dijo tendiendome la mano en forma de saludo.

Dudé un poco en si darle o no la mano ya que estaba totalmente sudada, de hecho, él parecía una fuente de todo lo que sudaba. Dios, ¿eso es posible?

Al final se la di pero inmediatamente me limpié.

El Sr.Alfernt me quitó los pies de la mesa en un golpe rápido que me dio.

- Ponte bien que no estamos en un bar, aparte es de mala educación y me pone de los nervios.

Le miré desafiante. A mi nadie me dice cómo tengo que comportarme.

- Empezemos por el principio - dijo él cogiendo un monton de papeles de un maletin que llevaba.- ¿La mataste?

- No y no te esfuerzes que igualmente voy a ir a la cárcel.- dije robandole un cigarro de la caja de tabaco que tenía en su maleta.

Me puse el cigarro en la boca y lo encendí con el mechero que mi abogado tenía en el bolsillo delante de su camisa a la altura del pecho mas o menos.

Encendí el cigarro y le eché lentamente todo el humo en la cara al Sr.Alfrent. Asi cumplimiendo mi plan y con un poco de estilo.

-Desde luego no te podré ayudar si no colaboras.- dijo quitandome el cigarro y apágandolo en mi brazo- Si vas de dura yo tambien.

Intenté sujetar mi mirada en la suya para que no notase el dolor que estaba sufriendo por el contacto del cigarro en mi piel.

Cuando no aguanté más le di un manotazo para que lo apartara.

<< El sudoroso quiere guerra y la tendrá porque no me fastidiará mi plan. >>

Mi abogado estuvo dandome la vara e intentando convencerme de que yo era realmente culpable y que tenía que asumirlo. ¿No se suponía que me iba a "ayudar"? Pues no lo parece. De todas formas como solo quería que se callara le decía que si todo el rato. Haber si se cansaba ya de echarme la culpa.

Mientras el hablaba, yo desconecté. Empezé a pensar porqué había dado por cierto lo de la carta de "La Resistencia " . Podía ser una perfecta broma pesada o tambien podía ser verdad y quien no arriesga, no gana.

Aun así me asustaba mucho la idea de que fuera todo una farsa.

-¡Nicole! ¿¡Me estas escuchando!?- gritó el Sr.Alfrent

- Claro, claro...

- ¿Has entendido lo que tienes que decir para tu defensa?

- Si, si claro. Entendido- dije sin saber de lo que hablaba ya que no había estado escuchando y le dediqué una sonrisa falsa.

Un policía entró me colocó las esposas y nos fuimos acompañados del Sr.Alfrent por unos largos pasillos blancos hasta una gran puerta de madera.

- ¿Preparada? - me susurró mi abogado.

Lo ignoré. Ese hombre no me caía del todo bien, no sé, tenía algo que me hacía desconfiar.

Abrieron las puertas y entré a una enorme sala llena de ventanales que me cegaban de la cantidad de luz que entraba.

El Sr.Alfrent me indicó que me sentara en un banco de madera al lado suya justo enfrente del estrado y a la izquierda del jurado.

Detrás mia había gente que no conocía que miraban la situación como zombies.

MADNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora