CAPITULO 19: ¡Sorpresa!

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Llegamos a la puerta de entrada a la ciudad, no nos esperábamos ser recibidos con vítores ni una orquesta pero no nos esparábamos para nada lo que vimos.

La puerta estaba abierta, sin más, nada de vigilantes ni cámaras apuntandonos. Pasamos por ella atónitos e inconscientes de que dentro, la ciudad estaba muerta.

Completamente desierta de gente en su calle principal y con todos los comercios cerrados o destrozados. Ahora High Wicombe parecía haber sido un campo de batalla por el cual ahora ni un alma pasaba.

Nos paramos en la mitad de la ancha calle todos juntos. Sentí como si la realidad me hubiera dado una torta en la cara, como pude ser tan estúpida...

La habían destruido entera y llegabamos tarde. Muy tarde.

Pensé en Rob, en Stella, en mis padres y en mi hermano. Tendría que buscar a Fredd. Tampoco ha podido irse muy lejos, ¿no? ¡Ahora qué hago! No se por donde empezar, a lo mejor se ha ido.

Dejé que mis rodillas flaquearan y me hicieran caer al suelo apotandome en ellas. Una mano pasó por mis hombros intentando calmarme. Las lágrimas se me escaparon y ya no pude contenerlas.

- Tu eras de aquí, ¿no?- preguntó Steve

- Si.. - susurré limpiandome las lágrimas con la manga de la camiseta y retirando un poco de mugre que tenía en la cara y bueno, en general en el cuerpo.

- ¿Dónde está tu casa?

No le contesté, simplemente me levanté, me limpié de nuevo las lágrimas que no cesaban y seguí andando por aquella larga calle indicandoles el camino hacia mi casa.

Los recuerdos vinieron solos.

En esta calle cuando eramos pequeños Fredd y yo veníamos con las bicis o con los patines a hacer el tonto. Nos lo pasábamos muy bien. Tambien me acordé que en el parque que está a la vuelta, fue donde di mi primer beso, con Rob de hecho él y yo estuvimos saliendo pero la cosa no funcionó muy bien ya que él era el mejor amigo de mi hermano y este siempre estaba intentando separarnos. Y al final lo consiguió.

Tambien recordé el tortazo que me pegué en el bordillo de esta calle cuando era pequeña. A causa de esto, sonreí.

Pero luego se borró la sonrisa al pensar que ahora ninguno de mis seres queridos - a parte de James y compañía - estaba aquí a mi lado.

- Hey, ¿Estás bien? - me preguntó James pasando sus brazos por mis hombros y me acercó a su cuerpo.

- Sí, gracias James, pero no tienes que preocuparte.

Él me alejó un poco para que sus ojos pudieran conectar con los míos.

- ¿No tengo que preocuparme? - arqueó una ceja - ¿En serio? Si no me tuviera que preocupar por ti, de hecho, si no me importaras todavía estarías en las manos de Álex y Josh, bonita.

Le sonreí. Le importaba

- Gracias James

Caminamos juntos hasta llegar a mi casa. La verdad, me gustaba bastante cuando me abrazaba, me hacía sentir querida y que me olvidara de los problemas reales. En ese momento deseé que mi casa estuviera más lejos para poder seguir abrazada a él.

- Aquí es - dije

Señalé hacia lo que quedaba de mi casa. Más de la mitad estaba derruida y se podía ver desde fuera el interior de algunas habitaciones.

Nos dirigimos a la entrada y quitando algunas maderas y ladrillos que estorbaban pudimos entrar. Dentro todo estaba cubierto de polvo y olía a gasolina, todos los muebles del salón estaban rotos, la cocina parecía haber sido quemada, eso solo en la planta baja. Subí las escaleras con cuidado agarrandome a lo que quedaba de barandilla, y llegué hasta mi cuarto que a diferencia del resto de la casa estaba completamente intacto.

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