La gran duda del señor Loud

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Tocaron a la puerta. Dado que el señor Loud estaba abajo a punto de entrar a la cocina para preparar algo especial por la visita de su hija y su yerno, fue él a quien le tocó abrir. No se trataba ni de Lori ni de Bobby, aunque igualmente estuvo cerca de atinar, pues la chica latina de dieciséis años era alguien a quien igualmente conocía.

—Hey, señor Loud. Buenas tardes.

—¡Oh! Buenas tardes Ronnie Anne —su expresión como de costumbre con ella, se le notaba extrañamente hosca—. ¿Vienes por lo de tu hermano?

—¿Mi hermano?

—Sí. Quedamos en comer en la tarde con la familia. ¿No te avisó?

—Bueno, sí. Pero estaré ocupada. Estaba buscando a Lincoln.

El señor Loud tragó saliva. Había notado un ligero rubor en las mejillas de la adolescente al decir el nombre de su hijo. La chica era tan hermosa que siempre le sorprendía el que no tuviese novio, a no ser claro que contara como tal a Lincoln, aunque y para su alivio, nunca habían llegado muy lejos en su extraña relación.

—Aún no regresa de estudiar con sus amigos. ¿Quieres pasar y esperarlo?

La joven latina lo consideró, mientras que para sus adentros el señor Loud esperaba le respondiese que no. Su invitación fue por pura cortesía, nada sincera. Tener a esa chica presente realmente lo ponía siempre de los nervios, por no mencionar cuando la veía tan cerca de su hijo. Le costaba trabajo actuar con normalidad con ella.

—Creo que... mejor lo llamaré por teléfono más tarde, señor Loud. Gracias.

Lynn dejó escapar el aire que contenía. El hombre ignoraba que su incomodidad había sido tan obvia como de costumbre, por lo que Ronnie Anne para no molestarlo, decidió mejor marcharse.

—Bueno. Le diré a Lincoln que pasaste por aquí, Ronnie Anne.

—Sí, gracias señor Loud.

La joven Santiago se retiró desconcertada.

Inicialmente cuando niña, había pensado que quizá el señor Loud era un tanto racista y tenía algo contra las personas latinas por el modo en que parecía ansioso cuando se encontraban, pues su modo de actuar era también semejante en las pocas veces que junto con su esposa interactuaban con su madre, aunque este prejuicio no parecía extenderse a Bobby, al menos ya no.

Cuando Lori y su hermano eran mucho más jóvenes y recién comenzaron su relación, recordaba haber escuchado a Bobby preocupado comentar que el padre de Lori no parecía aprobar sinceramente lo suyo, aunque dijese y aparentase lo contrario, aunque con el tiempo eso fue cambiando.

Siempre tuvo cierta curiosidad de preguntarle a su mejor amigo y parcialmente novio al respecto, pero como de costumbre prefería dejarlo pasar. No quería provocar una situación aún más incómoda a la que ya se encontraban ambas familias desde que Bobby y Lori se casaron.

Mientras tanto, el señor Loud decidió pretender que nada ocurrió. Se olvidaría intencionalmente de decirle a su hijo que la chica que parecía seguir gustándole fue a buscarlo. Dejaría que Ronnie Anne se las arreglara si quería verlo sin tener que involucrarse. Con un poco de suerte esos dos nunca concretarían nada real. Se quedó observando en el recibidor una foto de la boda de Lori donde ella estaba al lado de sus padres y de la familia Santiago. Suspiró. Incluso en esa foto se le notaba tenso por estar al lado de María y Ronnie Anne.

En todo caso además de la comida por Lori y Bobby, tenía otras preocupaciones en mente. Miró una vez más su reloj.

Instantes después volvió a la cocina a hacer lo suyo. Mientras sacaba los utensilios y trastes que ocuparía, escuchó la puerta de la casa abrirse. Dejó todo en la mesa y fue al recibidor. Lily sonreía complacida por algo mirando por la ventana a Luan.

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